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Voto de Tokio ya no nos quiere:
7
Terror. Thriller Steve (Michael Fassbender) organiza una escapada romántica de fin de semana con su novia Jenny (Kelly Reilly), a la que planea pedir matrimonio. Sin embargo, en el tranquilo Lago Edén se encuentran con un grupo de adolescentes problemáticos que convierten lo que pudo ser un fin de semana paradisíaco en su peor pesadilla. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2008
110 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sintéticamente y sin rodeos Eden Lake podría definirse como lo que es : una auténtica patada en la boca/partes blandas aka íntimas. Echándole una mirada meramente superficial puedo afirmar sin miedo a equivocarme que se trata de una notabilísima cinta de terror : tiene una historia sin fisuras, técnicamente perfecta, tiene ritmo adecuado e intenso , sin tiempos muertos y está bastante bien resuelta. Y lo más importante consigue angustiarte, consigue acojonarte, tenerte en tensión hasta los créditos. Y lo consigue sin excesos, sin trampas, sin accesos sangrientos hipertróficos, pero con una violencia desatada que está al servicio de lo que se nos cuenta y que por tanto no es gratuita. No requiere la presencia de exploradores del abismo cósmico, de asesinos enmascarados ni de criaturas demoníacas, ni de entes sobrenaturales de esta o de otra dimensión para incomodarte . El terror vive a nuestro lado, juega en la calle, se divierte en los parques, hace el travieso por los bosques. Conseguir transmutar algo tan cotidiano y verosímil en una manifestación del horror me parece una virtud algo más que admirable en los tiempos cinematográficos que corren.
Una segunda lectura, algo más profunda, te arrastra a la indignación y luego a la reflexión, a preguntarte que es lo que lleva tanto tiempo roto en nuestra sociedad, cúal es el origen de tanta maldad, de tanta irracionalidad y salvajismo, de los comportamientos sociópatas que no paran de abrir heridas por las que el tejido social se desangra profusa y continuamente.
La película apunta en direcciones muy concretas, pero no dejan de ser respuestas demasiado reducionistas, aunque no por ello desacertadas. Quizás su respuesta sea una respuesta obvia y simple a una pregunta demasiado compleja. Deja, sin embargo, la pregunta sobre la mesa, y la deja con fuerza, con impacto, conmocionando, dejando en la boca un sabor muy amargo, una desagradable mezcla de indefensión y de ira, sin reducto para la esperanza, sin posibilidad del previsible deus ex machina.
Una joyita terrorífica y posiblemente una de las mejores peliculas del género de los últimos cinco años. Sin ninguna duda.
Tokio ya no nos quiere
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