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Voto de Amenofis:
8
2020
Simon Barry (Creador), Simon Barry ...
5,2
1.004
Serie de TV. Acción. Fantástico
Serie de TV (2020-2022). 2 temporadas. 18 episodios. Una joven huérfana de 19 años, Ava Silva, despierta en una morgue y descubre que una secta secreta de monjas cazademonios le ha conferido superpoderes. Ava ha regresado de la muerte y encuentra una nueva oportunidad de vida, con un artefacto divino incrustado en su espalda (Halo). Ava descubre que ahora es parte de una antigua orden de monjas (La Orden de la espada cruciforme) que se ... [+]
1 de agosto de 2020
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que ver los diez capítulos para juzgar bien esta serie. Al principio puede decepcionar. Aunque el arranque promete mucho, la evolución de la joven protagonista para asumir su rol de heroína es muy lenta, incluso camina en dirección contraria durante cinco capítulos.
La Monja Guerrera es una historia bastante bizarra. Una orden secreta de monjas católicas combate desde hace mil años a distintos seres malignos que proceden del Otro Lado. Están lideradas por la monja que porta el halo –fuente de misterioso poder divino– y que una vez muere se le transfiere a otra. No actúan contra lo maligno con rezos, como sería de esperar, sino tal como actuaban las órdenes de monjes guerreros medievales en su lucha contra el islam para recuperar Tierra Santa. El convento es también un cuartel y son adiestradas en el uso de todo tipo de armas y técnicas de combate. Aquí el islam se queda atrás y están ahora en el presente luchando contra organizaciones opuestas a la Iglesia, así como contra monstruos del más allá y demonios que poseen a personas o a comunidades enteras. Al menos eso parece. Hay múltiples peleas a tiros y cuerpo a cuerpo, también usan una espada prodigiosa hecha con un extraño material procedente del más allá llamado divinium. Llegará la acción al mismo interior del Vaticano. Apoteósico el final, por la intensidad y los inesperados giros de la trama, en verdad sorprendentes.
Tiene algunas escenas un poco flojas y fallos históricos, como cuando desentierran una reliquia en Marruecos perdida por los cruzados, cuando estos nunca fueron a Marruecos. Pero los detalles son excusables porque lo que vale es la enrevesada trama que cuentan, donde mitos y fantasías del pasado se superponen a mitos y fantasías actuales, como la máquina cuántica que quieren sea un portal al cielo o a un mundo superior.
Una de las cosas que hacen especial esta serie es que no se basa en una mitología imaginaria o inventada, sino que se fundamenta en la mitología judeocristiana que ha dado lugar al nacimiento de las tres religiones del Libro y ha conformado el imaginario de una parte de la humanidad durante milenios. Recurre a ella como base, aunque puede que nos sorprenda en temporadas próximas. El bien, el mal, el cielo y el infierno, ángeles y demonios, la fe religiosa, Dios y la vida después de la muerte… Con esos mimbres crean el universo fantástico de estas monjas guerreras y lo sitúan nada menos que en España. Para contexto religioso nada mejor que la parafernalia estética del catolicismo. Y acertados los trajes de guerra de las monjas, mitad ninjas y mitad héroes de Mátrix. Buena la interpretación de todo el elenco, tanto femenino como masculino, casi todos europeos y varios portugueses y españoles. Es difícil que exista un escenario más apropiado para esta serie que España, donde en el Medievo hubo más órdenes de monjes guerreros que en ningún otro rincón de la cristiandad.
¿Quiénes son esas monjas? Son cinco las protagonistas y cada una tiene un simbolismo oculto detrás. Veamos una por una.
Mery, Ava y Lílith son personajes de la mitología judeocristiana. Mery (María) es una mujer negra que ha sobrevivido a una infancia en la calle muy dura. Se la conoce como Mary Escopetas, por los pistolones que usa, y es muy buena dando tortas. Representa a la Virgen María, madre de dios. Es casi como la madre del grupo de las cinco, es quien las mantiene unidas. Tiene paciencia infinita con Ava (en la que cree pese a la obstinación de esta) y con Lílith, ambas problemáticas. No es monja, sino una donada de la Orden. En el mundo de la Orden templaria los donados no eran monjes, no hacían votos, sino que se donaban a sí mismos durante un tiempo o durante toda la vida para colaborar en un proyecto.
Ava y Lilith forman un dueto simbólico. En cierta mitología judía Lilith fue la primera mujer de Adán, pero no estaba de acuerdo con su estatus y abandonó el paraíso terrenal para convertirse después en una especie de demonio. Dios tuvo que sustituirla por Eva. Aquí la heredera del halo divino tenía que ser Lilith, pues pertenece a una familia que históricamente ha aportado muchas monjas portadoras del halo, pero por un percance inesperado el halo pasa a Ava, que desplaza a Lilith, y por supuesto Ava simboliza a Eva. Lilith es la única que cruza sin quererlo al Otro Lado y regresa con una mutación que le confiere extraños poderes.
Ava es escéptica, sarcástica, bromista y rebelde. En el inicio Ava está muerta, pero resucita por virtud del halo. El halo está hecho de materia divina, pues tiene un poder superior e inteligencia propia: resucita, sana heridas o elige su portador, al que confiere poderes para atravesar la materia o volverse inmaterial, crear ondas de energía, levitar, etc. Pero el halo decide, a veces manifiesta su poder y otras no, interactúa con las emociones. En cambio el divinium, otra materia sobrenatural, no tiene poder de elegir, es materia orgánica de otro orden de realidad. La monja portadora del halo, injertado en su cuerpo, simboliza al hijo de Dios, que debe salvar al mundo del mal y morir en ese sacrificio. Ava –que no ha hecho los votos de monja– se revela ante esto y quiere romper el ciclo, averiguar su sentido. No sabemos quién es el padre de Ava, pero seguro oculta un secreto. Ava puede conectar su mente con la monjas guerreras del pasado. Será ella quien descubra toda la trama de milenarias mentiras.
Sigue en spoiler.
La Monja Guerrera es una historia bastante bizarra. Una orden secreta de monjas católicas combate desde hace mil años a distintos seres malignos que proceden del Otro Lado. Están lideradas por la monja que porta el halo –fuente de misterioso poder divino– y que una vez muere se le transfiere a otra. No actúan contra lo maligno con rezos, como sería de esperar, sino tal como actuaban las órdenes de monjes guerreros medievales en su lucha contra el islam para recuperar Tierra Santa. El convento es también un cuartel y son adiestradas en el uso de todo tipo de armas y técnicas de combate. Aquí el islam se queda atrás y están ahora en el presente luchando contra organizaciones opuestas a la Iglesia, así como contra monstruos del más allá y demonios que poseen a personas o a comunidades enteras. Al menos eso parece. Hay múltiples peleas a tiros y cuerpo a cuerpo, también usan una espada prodigiosa hecha con un extraño material procedente del más allá llamado divinium. Llegará la acción al mismo interior del Vaticano. Apoteósico el final, por la intensidad y los inesperados giros de la trama, en verdad sorprendentes.
Tiene algunas escenas un poco flojas y fallos históricos, como cuando desentierran una reliquia en Marruecos perdida por los cruzados, cuando estos nunca fueron a Marruecos. Pero los detalles son excusables porque lo que vale es la enrevesada trama que cuentan, donde mitos y fantasías del pasado se superponen a mitos y fantasías actuales, como la máquina cuántica que quieren sea un portal al cielo o a un mundo superior.
Una de las cosas que hacen especial esta serie es que no se basa en una mitología imaginaria o inventada, sino que se fundamenta en la mitología judeocristiana que ha dado lugar al nacimiento de las tres religiones del Libro y ha conformado el imaginario de una parte de la humanidad durante milenios. Recurre a ella como base, aunque puede que nos sorprenda en temporadas próximas. El bien, el mal, el cielo y el infierno, ángeles y demonios, la fe religiosa, Dios y la vida después de la muerte… Con esos mimbres crean el universo fantástico de estas monjas guerreras y lo sitúan nada menos que en España. Para contexto religioso nada mejor que la parafernalia estética del catolicismo. Y acertados los trajes de guerra de las monjas, mitad ninjas y mitad héroes de Mátrix. Buena la interpretación de todo el elenco, tanto femenino como masculino, casi todos europeos y varios portugueses y españoles. Es difícil que exista un escenario más apropiado para esta serie que España, donde en el Medievo hubo más órdenes de monjes guerreros que en ningún otro rincón de la cristiandad.
¿Quiénes son esas monjas? Son cinco las protagonistas y cada una tiene un simbolismo oculto detrás. Veamos una por una.
Mery, Ava y Lílith son personajes de la mitología judeocristiana. Mery (María) es una mujer negra que ha sobrevivido a una infancia en la calle muy dura. Se la conoce como Mary Escopetas, por los pistolones que usa, y es muy buena dando tortas. Representa a la Virgen María, madre de dios. Es casi como la madre del grupo de las cinco, es quien las mantiene unidas. Tiene paciencia infinita con Ava (en la que cree pese a la obstinación de esta) y con Lílith, ambas problemáticas. No es monja, sino una donada de la Orden. En el mundo de la Orden templaria los donados no eran monjes, no hacían votos, sino que se donaban a sí mismos durante un tiempo o durante toda la vida para colaborar en un proyecto.
Ava y Lilith forman un dueto simbólico. En cierta mitología judía Lilith fue la primera mujer de Adán, pero no estaba de acuerdo con su estatus y abandonó el paraíso terrenal para convertirse después en una especie de demonio. Dios tuvo que sustituirla por Eva. Aquí la heredera del halo divino tenía que ser Lilith, pues pertenece a una familia que históricamente ha aportado muchas monjas portadoras del halo, pero por un percance inesperado el halo pasa a Ava, que desplaza a Lilith, y por supuesto Ava simboliza a Eva. Lilith es la única que cruza sin quererlo al Otro Lado y regresa con una mutación que le confiere extraños poderes.
Ava es escéptica, sarcástica, bromista y rebelde. En el inicio Ava está muerta, pero resucita por virtud del halo. El halo está hecho de materia divina, pues tiene un poder superior e inteligencia propia: resucita, sana heridas o elige su portador, al que confiere poderes para atravesar la materia o volverse inmaterial, crear ondas de energía, levitar, etc. Pero el halo decide, a veces manifiesta su poder y otras no, interactúa con las emociones. En cambio el divinium, otra materia sobrenatural, no tiene poder de elegir, es materia orgánica de otro orden de realidad. La monja portadora del halo, injertado en su cuerpo, simboliza al hijo de Dios, que debe salvar al mundo del mal y morir en ese sacrificio. Ava –que no ha hecho los votos de monja– se revela ante esto y quiere romper el ciclo, averiguar su sentido. No sabemos quién es el padre de Ava, pero seguro oculta un secreto. Ava puede conectar su mente con la monjas guerreras del pasado. Será ella quien descubra toda la trama de milenarias mentiras.
Sigue en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿Y a quiénes representan Beatrice y Camila? Pues Beatrice es el personaje celestial que en la Divina Comedia guía a Dante y le posibilita acceder a las esferas celestes o mundo divino. Por amor a Dante y Dante por amor a Beatrice es como tiene lugar el ascenso al Paraíso supremo, pues Dante estaba atascado en el Purgatorio. Aquí la conexión sentimental entre Beatrice y Ava consigue que esta se entregue por completo a la hermandad de monjas. Beatrice parece ser gay, pero su amor es puro. Y Ava, que tuvo novio, acaba amando a Beatrice, pero todo son miradas, abrazos fortuitos y gestos. Existe química entre ellas. No hay sexo, al menos en esta temporada. Beatrice sólo es fiel a Dios y no a los poderes terrenales de la Iglesia. Experta en varias artes marciales. Modesta, paciente, inteligente, audaz y valiente. Al igual que sus hermanas, no teme a nada.
Y por último la hermana Camila. Interpretada por la actriz española Olivia Delcán. Aparenta ser la más joven y dulce del grupo, toca el piano y canta. Es la furriel de la armería del convento. Maneja las armas de fuego pero sobre todo es experta en la ballesta, que en el capítulo final usa con especial rapidez y destreza. Simboliza a la mítica Camila, la princesa guerrera de los volscos. Cazadora y guerrera era muy hábil en distintas armas pero destacaba en el tiro con arco. Tan veloz como Aquiles en la carrera, audaz y temible guerrera. Al frente de sus hombres murió en un combate contra los troyanos debido a un descuido. Es la única mujer guerrera de la mitología romana. Es un personaje de la Enéida de Virgilio. El alma de Virgilio tutora y acompaña a Dante por el Infierno y el Purgatorio, hasta que aparece Beatriz y le sustituye en el ascenso al Cielo. Aquí Camila es otra monja devota, obediente e inocente, pero veloz y letal en el combate. Es tutorada por Beatrice y ambas son las escuderas de Ava cuando asume ser la nueva monja guerrera y liderar el grupo.
Sin embargo, estas monjas son expulsadas de la Orden de la Espada Cruciforme a la que pertenecen. Son traicionadas por la Iglesia, abandonadas por su superiora, engañadas por su mentor y desterradas del convento. Tienen que luchar también con otras monjas guerreras malvadas. Es entonces cuando Ava se integra de verdad al grupo. Acaban aliándose con la organización científica que antes era su rival. Finalmente descubren que aquello en lo que creían y por lo que habían entregado su vida era un fraude, nada es lo que parece, un poder demoníaco tremendo hace acto de presencia, la gente es poseída en masa. Están solas y no les queda nada. «Es mejor depositar la fe en nosotros mismos y la confianza en quien se la gana». Le había dicho en cierta ocasión Christian, el arqueólogo y exsecretario del Vaticano a Ava, ante la falta de fe de esta. Es verdad. Están solas y sólo se tienen ya a ellas. Y Beatrice también le había dicho a Ava ante el escepticismo e individualismo de esta: «Confía y cree en tus hermanas». Y es lo único que les queda ahora. El amor y la confianza entre ellas las mantiene en pie unidas frente al mundo que se derrumba. Y también cuentan con el poder del halo divino. Y la temporada acaba aquí.
Por otro lado está la científica y su pequeño hijo y el portal al mundo divino o supuesto cielo que se ha abierto en el laboratorio. Su hijo cruza. ¿Qué hay al otro lado? Lo sabremos en la temporada dos.
Y por último la hermana Camila. Interpretada por la actriz española Olivia Delcán. Aparenta ser la más joven y dulce del grupo, toca el piano y canta. Es la furriel de la armería del convento. Maneja las armas de fuego pero sobre todo es experta en la ballesta, que en el capítulo final usa con especial rapidez y destreza. Simboliza a la mítica Camila, la princesa guerrera de los volscos. Cazadora y guerrera era muy hábil en distintas armas pero destacaba en el tiro con arco. Tan veloz como Aquiles en la carrera, audaz y temible guerrera. Al frente de sus hombres murió en un combate contra los troyanos debido a un descuido. Es la única mujer guerrera de la mitología romana. Es un personaje de la Enéida de Virgilio. El alma de Virgilio tutora y acompaña a Dante por el Infierno y el Purgatorio, hasta que aparece Beatriz y le sustituye en el ascenso al Cielo. Aquí Camila es otra monja devota, obediente e inocente, pero veloz y letal en el combate. Es tutorada por Beatrice y ambas son las escuderas de Ava cuando asume ser la nueva monja guerrera y liderar el grupo.
Sin embargo, estas monjas son expulsadas de la Orden de la Espada Cruciforme a la que pertenecen. Son traicionadas por la Iglesia, abandonadas por su superiora, engañadas por su mentor y desterradas del convento. Tienen que luchar también con otras monjas guerreras malvadas. Es entonces cuando Ava se integra de verdad al grupo. Acaban aliándose con la organización científica que antes era su rival. Finalmente descubren que aquello en lo que creían y por lo que habían entregado su vida era un fraude, nada es lo que parece, un poder demoníaco tremendo hace acto de presencia, la gente es poseída en masa. Están solas y no les queda nada. «Es mejor depositar la fe en nosotros mismos y la confianza en quien se la gana». Le había dicho en cierta ocasión Christian, el arqueólogo y exsecretario del Vaticano a Ava, ante la falta de fe de esta. Es verdad. Están solas y sólo se tienen ya a ellas. Y Beatrice también le había dicho a Ava ante el escepticismo e individualismo de esta: «Confía y cree en tus hermanas». Y es lo único que les queda ahora. El amor y la confianza entre ellas las mantiene en pie unidas frente al mundo que se derrumba. Y también cuentan con el poder del halo divino. Y la temporada acaba aquí.
Por otro lado está la científica y su pequeño hijo y el portal al mundo divino o supuesto cielo que se ha abierto en el laboratorio. Su hijo cruza. ¿Qué hay al otro lado? Lo sabremos en la temporada dos.