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Voto de CHIRU:
6
7,6
8.044
Romance. Drama
George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
6 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película consta de tres actos, donde Montgomery Clift hace de sí mismo, una persona extraña, con un pasado turbio, inestable, retorcido, simple y peligroso. Si se observa, en todas sus películas su riqueza se extrae de ahí.
En el primer acto, se nos presentan a los personajes, y no acabamos de entender cómo el sobrino de un magnate ha tenido una infancia tan pordiosera. Una especie de Ceniciento yankee de Hacendado/Alteza. Muchos minutos del metraje se queda uno pensando en ese menester…
Se inicia el amor primigenio en una sala de cine, como no podía ser de otra forma. Rompen las reglas y consuman, de forma velada, en off, a través de un plano de un auto aparcado en la calle que, poco a poco, ve la luz. Y es que, son varios los planos que, sin explicación, dicen mucho: el niño cantando con sus padres en la calle (él en su niñez), la conversación telefónica con su novia y la posterior con Ángela, en donde se vislumbra la pasión que no es caprichosa, sino idílica. Ella es una diosa para él y lo terrenal le sobra.
Y ese es el segundo acto, el amor iniciado con Ángela, de lo que poco sabemos, salvo que se adapta perfectamente a la vida de él cuando, en realidad, como bien dice su madre, sus mundos son opuestos totalmente. Es muy valiente haber tratado el aborto en ese momento con una homilía a favor de la vida que poco tenía que ver con la situación de esta chica, que nos da muchísima pena y que es la que, a mi juicio, mejor papel hace: Shelley Winters.
En el primer acto, se nos presentan a los personajes, y no acabamos de entender cómo el sobrino de un magnate ha tenido una infancia tan pordiosera. Una especie de Ceniciento yankee de Hacendado/Alteza. Muchos minutos del metraje se queda uno pensando en ese menester…
Se inicia el amor primigenio en una sala de cine, como no podía ser de otra forma. Rompen las reglas y consuman, de forma velada, en off, a través de un plano de un auto aparcado en la calle que, poco a poco, ve la luz. Y es que, son varios los planos que, sin explicación, dicen mucho: el niño cantando con sus padres en la calle (él en su niñez), la conversación telefónica con su novia y la posterior con Ángela, en donde se vislumbra la pasión que no es caprichosa, sino idílica. Ella es una diosa para él y lo terrenal le sobra.
Y ese es el segundo acto, el amor iniciado con Ángela, de lo que poco sabemos, salvo que se adapta perfectamente a la vida de él cuando, en realidad, como bien dice su madre, sus mundos son opuestos totalmente. Es muy valiente haber tratado el aborto en ese momento con una homilía a favor de la vida que poco tenía que ver con la situación de esta chica, que nos da muchísima pena y que es la que, a mi juicio, mejor papel hace: Shelley Winters.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El último acto es el incomprensible asesinato. Por lo que la película nos ofrece, Ángela es capaz de renunciar a todo por él, y le habría perdonado. En cuanto al trabajo, el tío, con el poder que tenía, habría solucionado el asunto indemnizando a la muchacha. Ese crimen es un auténtico sacrilegio que poco tiene que ver con la bondad que demuestra desde el inicio George Eastman. Sí que queda claro que no es él quien la tira, sino que ella cae al lago. No entendemos las heridas en la cara porque no hubo lucha, o sí, pero, en cualquier caso, él es culpable por omisión de ayuda y planear un crimen chapucero.