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España España · Valencia
Voto de sbarres:
8
Drama Año 2012, la ciudad maliense de Tombuctú ha caído en manos de extremistas religiosos. Kidane vive tranquilamente en las dunas con su esposa Satima, su hija Toya e Issam, un niño pastor de 12 años. Pero en la ciudad los habitantes padecen el régimen de terror impuesto por los yihadistas: prohibido escuchar música, reír, fumar e incluso jugar al fútbol. Las mujeres se han convertido en sombras que intentan resistir con dignidad. Cada día, ... [+]
2 de diciembre de 2018
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Los radicales islámicos llegan a la ciudad que fue imperio de libros y universidades, para imponer su nuevo orden. Entre sus construcciones de adobe, Sissako no se detiene en el drama profundo y sutil que causa su llegada, sino que explota las contradicciones, jugando con el humor negro de todo lo absurdo por extremo, sumado a algunas bellísimas metaforas que son canto de resistencia, vida y emoción entre tanta prohibición, como aquel partido de futbol (deporte prohibido) sin pelota.
Los radicales lo amenazarán todo y a todos, incluso ese vastísimo pasado que muestra un Islam rico y tremendamente humano que ridiculiza aún más que la misma película de Sissako, sus sinsentidos. Como Hammer en la novela "Los contrabandistas de libros" Tombuctu se hace presente delante de nuestros ojos que sienten el clima torrido de la arena sobre los velos negros obligados. La película, pese a mostrar las hondas consecuencias en la población, parece quedarse en una visión más liviana, evidente pero sin eco, incapaz de profundizar sino con ese tono irónico y irreverente, que sin lugar a dudas es uno de los grandes baluartes de la película. Pero quizá por ello, ese drama intimo y familiar, no llega a fundirse con el resto de la película, ambos se entrelazan, pero no suman.
Hasta que sucede el final y el pobre animalito corre, ella corre, él corre, aquel corre y se produce la confluencia, la sutileza y la elevación.

Timbuktu guarda más de lo que aparenta esconder; por su frontalidad total, sin esa trasmisión velada y traslúcida que como puzzles va construyendo las películas, sin querer esconderse ni matizarse desde un inicio, la hace parecer menos compleja; indudablemente buena, pero como si solo fuera aquello que muestra. Cuando las mejores peliculas son aquellas en la que lo que se revela es solo una parte de todo aquello que contiene y en ese abismo se da el absoluto.
sbarres
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