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España España · Valencia
Voto de sbarres:
9
Drama Una familia pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Tomas buscará ... [+]
3 de mayo de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine, la literatura, el arte es contar las historias desde una nueva mirada, un enfoque que el común de los mortales no veamos, es buscar ese enfoque.
La película habla de una avalancha, pero no bajo un enfoque hollywoodiense, clásico, previsible, nada en esta película resulta previsible, solo la continua sensación de que no puede acabar bien.
La avalancha no llega a tener efectos, el siniestro se vive en el seno de una familia y una pareja a los cuales un sencillo acontecimiento, milésimas de segundo, coger el móvil y los guantes y desaparecer, les cambian, cambian la visión que tenían sobre ellos mismos, se derrumba el castillo de naipes que con tanto esfuerzo y convivencia, día a día, una familia va construyendo sus cementos, su base estabilizadora, cuando en ocasiones una frase, un comentario que no debiera, que no se piensa sino que se lanza, se arroja, una equivocación, una noche o como este caso una avalancha, hace temblar los diques, derribarlos, deja a todos confundidos y desorientados.
Maravilla el lento progreso que hace de las reacciones de ambos, la aparente normalidad con la que continúan, la risa histérica de ella, acompañada con una calma extraña que precede a la tormenta, como él, incapaz de asimilar lo vivido, incapaz tal vez de romper con el rol que se le supuso, la pone en duda, a ella, a su visión, situándola a ella como la débil, la asustada, la exagerada, la hormonal quizá. Mas fácil que enfrentar la realidad que vendrá y que le romperá a él también
,
Pocos films son capaces de hacer sentir como propias las sensaciones que en la pantalla ocurren, Ostlund lo consigue durante toda la película, el espectador siente la incomodad de la conversación con los dos amigos, la risa nerviosa ante el derrumbe del hombre, los miedos de los niños. Todo acompañado de la cotidianidad que encierra la situación excepcional, el cepillo de dientes, la tecnología, junto a una maravillosa fotografía y una música de violines que llena cada resquicio.
Cuesta entender el final, el porque de esas ultimas secuencias que dicen poco o nada con el relato establecido, pero quizá sea esa su función, la vida sigue y aunque los cimientos hayan caído, nada se detiene, van ocurriendo numerosos acontecimientos sin importancia que dejaran lo ocurrido en la memoria lejana, aunque siempre presente, día a día los cimientos volverán a parecer de nuevo sólidos, quizá, hasta la próxima avalancha.
sbarres
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