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España España · Sevilla
Voto de Cjacoana:
5
Drama En 1915, Camille Claudel (Juliette Binoche) es internada por su familia en un asilo de enfermos mentales al sur de Francia. Ya no volverá a esculpir, pero espera siempre la visita de su hermano, el escritor Paul Claudel. Fue rodada en un manicomio, donde Binoche actuó rodeada de auténticos pacientes con problemas mentales. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2013
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dumont es un conocido de los festivales europeos, no en vano tiene dos palmas de oro de Cannes y un FIPRESCI. Como en todas sus películas (y en varias otras del cine francés; no sé, a lo mejor es el estilo del país), Dumont se muestra pretencioso, se sabe un gran dominador del arte cinematográfico con una dirección muy pulcra y estudiada en la que la simpleza y, sobre todo, la crudeza de la imagen, son capaces de crear una atmósfera muy potente.

La historia, con algunos pasajes de delirios de grandeza, sería insoportable si no fuera por su protagonista; pero ahora vamos con ella. Como decía, la historia trata de una loca rodeada de locas más locas que ella con un hermano detestable. Fin. Camille se ve rodeada de demencia y de un ambiente que la destroza y la hunde. Pese a su manía persecutoria, puede valerse por sí misma; el problema está en que su hermano, santo, católico, apostólico y romano, está tan enamorado de Dios que es incapaz de mostrar piedad ni humanidad.

Juliette Binoche firma aquí el que sin duda es el papel de su vida. La película se desmoronaría si no fuera por ella. Impresionante interpretación que deja sin respiración con una bipolaridad tan natural y unos silencios con esa mirada lastimera que me sorprende que aún no haya recibido galardón por este trabajo. Las demás dementes del monasterio son disminuidas psíquicas reales que se muestran en toda su crudeza, sin disimular ni un ápice de su conducta. También hay momentos entrañables como en el ensayo del Don Juan.

El montaje es hermoso, la fotografía nos presenta a los personajes en su centro; en planos enteros y luego más cercanos, dejando la figura encuadrada otorgándole así la lucidez que se difumina en demencia cuando nos alejamos a los márgenes, mucho más oscuros. Dumont firma una historia casi literaria en la que la parsimonia y la lentitud juegan en contra de Camille recreándose en exceso en los silencios y en la cotidianeidad demente. Pero eso, si no estuviera la Binoche, la cosa cambiaría mucho.
Cjacoana
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