Jamás imaginé que se podía hacer algo tan sumamente malo y desagradable. Lo tiene todo: melancolía azucarada y lacrimosa, derroche de efectos especiales oníricos, maniqueísmo a espuertas y sangre, mucha sangre. ¿Algo positivo? la actriz protagonista tiene toda la vida por delante para que olvidemos este trabajo.
Cada cual es dueño de su dinero -aunque estemos aprendiendo ahora que no tanto, porque parece que el dinero del contribuyente se dedica generalizadamente a tapar los agujeros de unos pocos banqueros-, pero ver que una película ha generado tal despliegue publicitario y tal polémica en foros y webs de cine da que pensar... y prestigia de paso a los festivales en los que no saque ni un sólo premio. ES UN TOSTÓN INFUMABLE.