Imágenes cosidas, de unos ensayos, que prometían hacernos viajar a lugares nunca explorados.

La magia de sentir y de observar, a un genio desplegando gran parte de sus extraordinarias capacidades, un genio en busca de nuevas y admirables sensaciones, inmerso en la perfección y movido por la pasión.

El asombroso resplandor que experimenta un escenario al sostener, sin más atrezo, la presencia de Michael.

El carisma de un ser lleno de humildad, de experiencia, de talento, de sencillez, de pureza, de arte...

Todo esto es This Is It. Esto es lo que podemos ver y disfrutar, porque es digno de disfrute y de admiración.
Michael Jackson, entre otros poderes, siempre tuvo el de ser una maquina de hacer dinero. Hoy siguen aprovechando esa facilidad que destila de su nombre. Pero me da igual, porque agradezco este regalo. Todas las películas se hacen para ganar dinero, pero esta además, tiene la misión de llevar un mensaje, que el destino impidió que él transmitira.

Pero lo que yo quiero decir, y va más allá de la crítica cinematográfica, es que amo a Michael.

Agradeceré cada día de mi vida todo lo que me dio, enseñó y disfruté gracias a él.
Él siempre fue gigante. Y hoy, viendo esta peli, solo puedo afirmar que ante la injusticia del mundo y la vida, quedan lecciones enormes que hablan de la entrega, el don, la inocencia y la genialidad. No solo se trata de música y calcetines brillantes. Esta es la historia de un buen hombre con punto y final. Ojala nunca te hubieras ido.

El amor es eterno... lo sé gracias a ti, como tantas otras cosas. Gracias Michael.