Hay que ver lo que le cuesta a Boyle crear atmósferas, más que crearlas mantenerlas. Aunque arranca más o menos bien, 28 días después no consigue atrapar del todo, demasiadas concesiones al humor y la ñoñería te sacan continuamente de la peli y no dejan que te sumerjas en el pretendido desolador ambiente. Esto en cuanto a la puesta en escena y seriedad con la que se aborda el tema.

Más adelante comprobamos, a través de los pocos seres humanos vivos aún en Inglaterra, que no hace falta demasiado para que perdamos el norte y todo contacto con cualquier tipo de moral o ética, regresando a un estado semi-irracional que encaja mucho mejor con el momento que vive el ser humano en su evolución, y no tanto con los modales y los hábitos que se nos suponen a la mayoría de nosotros. En esta parte parece que se nos quiere mostrar tal y como somos en espíritu, unos animales a medio camino de ser realmente civilizados y conscientes, que se desenvuelven mejor en medio del caos que asidos a una rutina o esquema vital. Lo que me hace pensar que el hilo que sostiene a la humanidad es demasiado fino, a punto de romperse siempre asediado por la locura y el poder que 4 mentecatos puedan llegar a aglutinar.

Si, te lo pasas bien el ratito que dura la peli y... a otra cosa mariposa, que no es para más.