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España España · Madrid
Voto de Moody:
6
Intriga. Thriller. Romance El profesor de latín, Raimond Gregorius (Jeremy Irons), encuentra un día en Berna, en el puente de Kirchenfield, a una portuguesa que está a punto de tirarse a las aguas del Aar. Sin pensarlo, interviene y la salva. La lleva consigo, pero la chica desaparece sin dejar más rastro que un impermeable y un libro de un autor portugués. Raimond coge el tren para Lisboa con el propósito de conocer al misterioso escritor cuyo libro plantea las ... [+]
17 de abril de 2014
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde su primer fotograma, la película intenta mostrar un poso de melancolía y tristeza para montar el comienzo de su narración. Irons, en una casa con apariencia típica centroeuropea, atestada de libros y sin apenas luz y jugando consigo mismo al ajedrez, es la personificación de la soledad absoluta en una ciudad nubosa con sus calles mojadas por la niebla o la lluvia constante. Todo este retrato perfilado a conciencia es el punto de partida de una película cargada de personalidad hasta entonces.

Sin embargo "Tren de noche a Lisboa" hace punto y aparte para trasladar su historia hasta la soleada Lisboa, de la que se da una sensación de dejadez y viejez en sus calles que poco se corresponde con la realidad de una ciudad abierta y cosmopolita. El personaje de Irons, cautivado por la curiosidad que le hace coger ese tren hacia lo desconocido sin pensarlo dos veces, se ve envuelto de la noche a la mañana en una historia que se remonta varias décadas atrás y que poco a poco se va desmarañando para saciar su interés, y de paso el nuestro.

A estas alturas el espectador se ha acostumbrado a un ritmo lento y pausado que no conviene demasiado para engancharse al argumento, pero que una vez superado se ve más como un elemento narrativo que como un impedimento para ver la película. El montaje, que salta del presente al pasado para explicar su historia, tiene la virtud de no perder el hilo a pesar de los múltiples cambios de época y supera sus síntomas de cansancio con diálogos sencillos dentro de una historia simple y sin excesos. La presencia de apellidos tan sugerentes como Lee, Rampling, Olin o Laurent dan profundidad a sus personajes a pesar de sus, a veces, cortas apariciones y sirven de perfecto apoyo a Irons, protagonista absoluto al que se le notan los años, pero no le pesan.

Se trata de un estreno tranquilo, seguramente sin grandes expectativas, y que reúne una serie de características atractivas para los cinéfilos que busquen una historia con sentido y bien montada aunque no tenga demasiada complicación. Una película que con algo de paciencia será disfrutada.
Moody
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