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España España · ALICANTE
Voto de JUANJO:
6
Thriller Simon (James McAvoy), un empleado de una casa de subastas, se asocia con una banda criminal para robar una valiosa obra de arte. Pero, tras recibir un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando ni las amenazas ni la tortura física logran arrancarle respuesta alguna, el líder de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que le ayude a recordar. (FILMAFFINITY) [+]
20 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que Freud implantó sus avances en el estudio de la neurología y del psicoanálisis, varios han sido los que se subieron al carro de sus investigaciones.
Hasta en el mundo del cine ha tenido su parcela y de mejor o peor manera supieron sacarle partido.
En el Cisne Negro de Aronofsky, trabaja los sacrificios que hay que realizar para alcanzar la perfección y las secuelas psicológicas que esto deja en la salud.
En Videodrome de Cronenberg nos advierten del daño de las pantallas como medios a través de proyecciones de las propias fantasías.
Abordando Trance, el trabajo del psicoanálisis está como más enrevesado para tratar dar explicación a la historia que nos propone Danny Boyle.
Desde el inicio vemos que la mano de Boyle se hace patente y no estamos ante nada convencional.
Simon y un grupo de atracadores cometen un robo en una sala de subastas y se llevan un valioso cuadro. En el follón que se monta para poder escapar hay un forcejeo entre Simon y el líder de la banda, interpretado por Cassel, del que de un fuerte golpe Simon queda inconsciente.
Es hospitalizado y sufre de amnesia con lo cual no sabe donde ha ido a parar el cuadro y la banda le perseguirá y le forzará a que les diga donde está. Será obligado a acudir a una hipnoterapeuta, Rosario Dwanson, que le haga recordar para evitar que la banda lo mate.
A partir de aquí nos subimos al barco de los entresijos, los giros de guión y el efectismo que nos suele ofrecer el director.
En definitiva la película puede gustar a quien la acepte con una mente más abierta y deje un poco atrás los artificios de los que se vale el director para montar su película.
Por momentos el espectador se saldrá de la historia no encontrará explicación a lo que está viendo y podrá entrar de nuevo según avanza para por fin decir, ¡ah! ¡si esto es lo que me querían decir!.
Algunos se aburrirán como una ostra, no entenderán nada y abandonarán desde un principio.
Las grandes actuaciones de James McAvoy, Vicent Cassel y Rosario Dwanson le echan un poco de agua al incendio que les haya provocado a los más impacientes y tal vez en gran parte a la película.
JUANJO
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