Notable esta nueva película del señor Spielberg, de nuevo en el terreno bélico. No le pongo un 10, quizás cuando la vuelva a ver, pero esos 150 minutos me han dejado un muy buen sabor de boca. Eso sí, el director de E.T. sabe cómo emocionarte. El caballo Joey las pasa canutas durante toda la película. De todos modos, le ha salido bastante light si lo comparamos con La Lista de Schindler o Salvar al Soldado Ryan. Aquí, se esmera para tener todos los planos a gusto de todos, y en las secuencias duras, las de la guerra, no se vislumbra ni una gota de sangre, todo muy cuidado. Un film que se reparte sus momentos, entre los edulcorados ( ese inicio, o los momentos del caballo con la niña en el molino ), emotivos (solo hay que ver el final junto a esa espléndida fotografía), dramáticos (los estragos de la guerra, la familía del protagonista y sus problemas en su granja) y algunas situaciones que podríamos meterlas en el saco de las graciosas. Los actores están bien, el protagonista es un novato, pero se defiende muy bien en las grandes ligas. La partitura de John Williams me encanta y no puedo más que tararearla.