Quizá muchos ya no recuerden la terrible crisis económica de los años noventa, superada por la actual crisis mucho más seria. Pero en los años noventa se produjo la desindustrialización de muchas ciudades europeas, mientras las fábricas eran trasladadas a otros países para reducir costes.
Eso es lo que nos muestra la película, donde un puñado de ex-obreros del acero vegeta en espera de tiempos mejores, jugando a las cartas en la oficina de empleo, mientras rechazan trabajos malpagados por puro orgullo.
Así es como deciden formar un grupo de strippers para ganar un dinero. Ahí es donde la película gana como comedia, con algunos momentos verdaderamente hilarantes.
La película está muy bien, es sencillita, pero original y te arrancará alguna sonrisa, pero sobretodo está muy bien interpretada. Cada actor encaja como un guante en su personaje.
Peter Cattaneo te podrá una sonrisa en la cara, cierto, pero no olvides el mensaje de fondo de denuncia social.