Poco más que decir. Es una película inspirada en hechos reales, pero que tergiversa de forma totalmente consciente la forma de afrontar que tiene una niña el dolor y la muerte, que caricaturiza al padre como pusilámine, a la madre como psicótica, la hermana como abducida, y al Opus Dei como el malo malísimo. No tiene el menor pudor en jugar con el sufrimiento de una familia real, que ha sufrido de verdad la muerte de su hija.

Y para rematar, el director se imagina la escena de la muerte de la niña llena de aplausos, cuando esos padres y esos hermanos no tenían ya más lágrimas que verter. En fin, una historia que no tiene el menor sentido, con unos personajes totalmente irreales y que viven también sin el menor sentido, y con la figura de Dios reducida a un personaje de dibujos animados.

No sé que has pretendido, Fesser. Quizás algún día recapacites y te des cuenta del daño que has causado, a la familia y a muchos. Todo mi apoyo a la familia Gonzalez-Barros, sois todo un ejemplo a seguir. Respondeis a las calumnias y a las críticas con silencio y con verdad. Contad con todo nuestro apoyo, un abrazo, Fernando

A los interesado en conocer la historia real, o al menos en contrastar, os aconsejo "Alexia", que la acaban de estrenar. Menos vistosa, menos cinematográfica, pero hecha con mucho más amor, más cariño y más sentido.