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Voto de antonalva:
5
Drama Una familia pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Tomas buscará ... [+]
7 de marzo de 2015
67 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blanco impoluto. Niebla, bruma, gélido ventarrón invernal, tormenta de nieve cegadora. El escenario parece perfecto para enmarcar y recoger la pérdida de identidad, de horizonte, de fuerza y de visión de futuro de una relación en apariencia modélica de un joven matrimonio sueco cuya paz se ve perturbada y retada por una avalancha de nieve que trastoca su equilibrio cotidiano hasta hacerlo embarrancar. Las reacciones espontáneas y viscerales que ese acontecimiento provoca en la pareja protagonista, los efectos devastadores que tienen en su seguridad, confianza, equilibrio y paz hacen estallar la convivencia en añicos como zarandeado por un alud invisible y arbitrario que ahonda en la fragilidad innata en todo vínculo afectivo.

Pero tras este arranque prometedor – lleno de posibilidades y sugerencias, con un acierto encomiable al recordarnos que el más mínimo, nimio y fortuito incidente puede ser vivido de forma diferente y divergente por todos y cada uno de sus protagonistas, ya sea por ceguera, cobardía, aturdimiento, majadería, necedad o mera necesidad de mentirse – que desencadena los latigazos furiosos y contumaces del infierno, azuzando las tinieblas del resentimiento, los abismos de la cólera y la rabia vengativa… tras ese interesante comienzo, llega la nada más absoluta, el vacío total, el aburrimiento más soporífero y el amodorramiento más insufrible. Dos largas horas de divagaciones, repeticiones, redundancias y obcecaciones que no hacen avanzar la trama en ningún momento y en ninguna dirección más allá del mero apunte inicial, boceto de una buena película que quedará ya por siempre nonata.

Lo peor es la frustración que se apodera del espectador porque nada se mueve ni toma ninguna ruta, todo permanece estancado y languideciendo sin sangre ni fuste, los lloriqueos, moqueos y lamentaciones se repiten como una indigestión recurrente y contumaz pero sin resolver en ningún momento ni la tensión, ni la propuesta, ni la trama, ni los personajes, ni aprovechar ni transitar ninguna de las posibilidades que ofrecía tan potente inicio y tan sagaz combinación de un paisaje glacial, unas relaciones ateridas, unos vínculos congelados y unos diálogos heladores… pero nada de nada. Todo queda en un catálogo de posibilidades frustradas.

El resultado final es banal y prescindible. El postrero desahogo emocional de su protagonista resulta irrisorio si no abiertamente inverosímil y ridículo entre tanto encorsetamiento de hielo descolorido. Una pretenciosa desilusión que se desinfla como una pedorreta.
antonalva
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