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España España · Madrid
Voto de GONVADO:
9
Thriller. Drama Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija adolescente ha sido violada y asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la Policía de su pueblo, Ebbing, al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y que se haga justicia. Su primer paso será contratar unas vallas publicitarias denunciando la situación y señalando al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), como ... [+]
25 de enero de 2018
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que desde jovencitos aprendimos de las artes de seducción y en las artes de seducción, reconocemos varios códigos de comunicación que ayudan al funcionamiento del mensaje, a su eficacia para alcanzar el objetivo de comunicación: el humor, el miedo, el sexo, la denuncia... son algunos de esos códigos. También andan por ahí la nostalgia -ese triste echar de menos- y su hermana la melancolía, vendedora eficaz de turrones y mazapanes por Navidad y de multitudes asaetadas en Sevilla por Semana Santa.

La seducción acompaña al ser humano y le distingue como la risa y el llanto, se ejerce desde la más madrugadora niñez y alguno la lleva hasta el seco sonido del cierre de la tapa de su féretro, cadáveres magnéticos hasta más allá de la vida y de lo razonable. La seducción, al contrario que la risa y el llanto, difícilmente puede ser impostada: o es o no es, se tiene o no se tiene. El humor, el miedo, la denuncia -contestación- son las armas, los códigos de comunicación que exhibe portentosamente la película Tres Anuncios A Las Afueras, que ahora mismo está muy mentada y muy nominada para los próximos Premios Oscar, para seducirnos y que en mi caso lo consiguió plenamente durante ciento quince minutos de perplejidad y arrebato.

Hay un mensaje relativista, un mensaje redentorista y uno buenista conformando el discurso de la película Tres Anuncios A Las Afueras. Pero los hechos son los hechos y nada es plenamente consecuente en Tres Anuncios y la evolución de la historia -sus evoluciones físicas y sus evoluciones morales- está narrada con un pulso excepcionalmente sólido, salteado de hipérboles en los diálogos, en las actuaciones y en el carácter de los personajes principales.

Todos esos ingredientes ligados con las tácticas de los códigos de comunicación del humor, del miedo, la denuncia, acaban creando un metamensaje que yo he querido captar como "no juzguéis y no sereis juzgados". Nada es prudente, nada es contenido, todo se exagera, incluso la excepción: un comisario de policía negrazo (lean de color), íntegro y dispuesto a conciliar personas y reducir odios y ánimos vengativos.

La peli te va enganchando y sorprendiendo y de los hechos, de cada hecho, puedes hacer varias lecturas -o solamente una los convencidos de estar en posesión de la verdad- de cada secuencia, de cada anécdota, de cada personaje. Y crear en el espectador esa atmósfera interior, esa sensación, cierta perplejidad, creo yo que es el mayor mérito de Tres Anuncios A Las Afueras hasta plantarte en medio del patio de butacas con un final abierto.

Al salir de la sala de proyección te queda una sensación de necesidad de reflexión, de introspección, incluso sobre tus propios actos del pasado, de tu propia vida; te vuelve a entrar la duda o el arrepentimiento o el resentimiento o ¡ay! el afán de venganza. Miras para adentro y, de aquello íntimo que todavía te inquieta, no encuentras respuesta, no tienes certidumbre y aunque quieras corregirlo o enmendarlo solamente te responde el vacío.

Voy a verla otra vez cuando pueda.
GONVADO
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