Sorprende que la dirección de “Animal Factory” sea de Steve Buscemi y no para bien. Del director de películas más personales como “Trees Lounge (Una última copa)” uno se esperaba algo más alejado del tópico. Aquí sólo lo propicia la aparición de Antony Hegarty mientras canta y es humillado con insultos. El resto es una típica cinta carcelaria: preso nuevo y apetecible, interpretado por Edward Furlong, y un presidiario viejo y sabelotodo que ve representado a ese joven como lo que fue él antes de llegar, interpretado por Willem Dafoe. Lo interesante es que el personaje de Dafoe no esconde cierto interés sexual por Furlong, aunque él no va ser la ‘putita’ de nadie y mucho menos se va a dejar meter el pulgar por el culo sin que tenga consecuencias.

Perros viejos, perros vigilantes, filme de broncas, drags (Mickey Rourke monísima ella aunque supero su papel de drag queen en “El luchador” y le dieron con, que no por, el Oscar), fingers, vendettas y finalmente de fuga. Su ambiente hostil hace que se respire credibilidad aunque todo resulta tan convencional que hace que el filme de Buscemi quede relegado en segundo plano.