Con pinzas, así es como está cogida esta película.
El principio es bastante esperanzador, incluso la primera hora. Pero los devaneos finales son una tomadura de pelo, los tirabuzones del guión no se sostienen por ningún sitio y eso acaba como tenía que acabar (con un "planchazo").
Tu cara de incredulidad solo se ve superada por la de "venga ya" y es que cuando parece que ya no se puede enrevesar más la cosa lo hace, hasta dejas de prestar atención.
La forma de dirigir y poner la cámara es bastante reconocible con el estilo de Danny Boyle, lo cual no me disgusta; además las interpetaciones tanto de Rosario Dawson como de Vincent Cassel son destacables, John McAvoy tampoco me dice mucho. La fotografía y la BSO son del estilo "moderno purpurina".
Así que lo dicho la cinta está entretenida pero se les ha ido de las manos.
PD: Ha nacido un mito erótico.