Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de gerardops:
7
Drama Nueva York, 1961. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un joven cantante de folk que vive de mala manera en el Greenwich Village. Durante un gélido invierno, con su guitarra a cuestas, sin casa fija y sin apenas dinero lucha por ganarse la vida como músico. Sobrevive cantando en pequeños garitos, pero, sobre todo, gracias a la ayuda de algunos amigos que le prestan su sofá para pasar las frías noches. De repente, decide viajar a Chicago para ... [+]
3 de enero de 2014
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es innegable que los hermanos Joel y Ethan Coen son dos figuras muy destacadas de la cinematografía estadounidense. Entre los dos han ganado ocho Oscar de entre veintiséis nominaciones. Pero, más allá de lo elevado de una cifra que a buen seguro se verá incrementada el día 16 de enero con el anuncio de las candidaturas a los próximos premios de la Academia de Hollywood, lo verdaderamente significativo es su atípica filmografía, rebosante de valentía y originalidad. Nadie podrá acusar a estos cineastas de dejarse arrastrar por modas pasajeras o por influencias derivadas de los éxitos de taquilla del momento. Han creado un universo peculiar y diferenciado en el que las escenas surrealistas, los personajes extraños, los diálogos absurdos y las recreaciones extravagantes son el común denominador. Son capaces de transitar por la comedia y el drama en un mismo largometraje y, sea de modo intimista o alocado, no pecan de repetitivos ni manidos. Bordean permanentemente los límites de lo razonable y llevan sus filmaciones hasta el extremo, aunque no siempre saben caminar sobre el alambre.
En ocasiones, ese afán por el riesgo y por ir más allá se traduce en películas claramente fallidas. Sin embargo, cuando dan en el clavo, se cubren de gloria. Son fríos o calientes pero nunca tibios. Por eso mismo, a mí no me gustaron “El gran salto”, “O, Brother!”, “Crueldad intolerable” o “Un tipo serio” y me encantaron “Muerte entre las flores”, “Barton Fink”, “Fargo”, “El gran Lebowski” o “Quemar después de leer”. Aunque los realizadores son los mismos, en los primeros títulos optan por una comicidad más absurda y ramplona, mientras que en los segundos se decantan por una expresión artística más elaborada que roza la genialidad.
En “A propósito de Llewyn Davis” han creado una galería de personajes que constituye un auténtico regalo para cualquier actor. De hecho, lo mejor de la cinta es su reparto, formado por unos intérpretes brillantes que encajan a la perfección con los papeles que les han asignado. Todos ellos protagonizan secuencias de gran calidad construidas sobre diálogos audaces, dando lugar nuevamente a una obra de difícil clasificación, a ratos comedia, a ratos drama, por momentos, sobria y, por momentos, hilarante. En definitiva, un viaje complejo pero interesante.
El problema estriba en que, visto el trabajo en su conjunto y no por partes concretas, se vuelve anodino y se ve arrastrado por la mala suerte del Llewyn Davis que le da nombre. Enganchar al espectador a través del argumento no es tarea fácil ya que, en el fondo, la trama es insulsa. Sin embargo, los Coen consiguen sacar todo su jugo a una historia aparentemente sin contenido. Por lo tanto, gustará a sus incondicionales y a quienes se recreen con el aspecto más teatral del Séptimo Arte.
El film ya opta a los tres Globos de Oro correspondientes a mejor película, mejor actor y mejor canción, además de haber conquistado el Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Cannes.
Apartado especial merece el casting, cuyo principal protagonista, Oscar Isaac, desempeña una notable labor, pese a ser un desconocido para el gran público. Le acompañan otros actores ya consagrados, como Carey Mulligan -una de las mejores intérpretes de su generación y de las que más transmite sin pronunciar palabra-, John Goodman –en deuda con la pareja de directores por haberle proporcionado los papeles que le han encumbrado profesionalmente-, F. Murray Abraham –siempre con una atrayente presencia en pantalla- o el cada vez más dedicado a su faceta interpretativa Justin Timberlake – que comienza a acaparar en su currículum suficientes apariciones en títulos relevantes como para ser considerado como un simple cantante guaperas-.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow