Me pareció una película muy pero que muy disfrutable. Con una puesta en escena clásica marca de la casa Polanski, con un humor muy mordaz, unas líneas de diálogo muy precisas alternando inteligentemente la ficción con la realidad y con dos únicos actores en estado de gracia y muy convincentes en sus roles.

Quizás la encontré un peldaño por debajo de su penúltima obra, Un dios salvaje, pero Polanski no decepciona y sigue haciendo lo que mejor sabe hacer, un cine intimista, de interiores, provocador, transgresor, a contracorriente y muy pero que muy perturbador.

Me encanta el juego de prejuicios, de guerra de sexos y de mitificación que utiliza y alterna la película durante todo su metraje.

Una película muy en la línea de los orígenes del Polanski de El cuchillo en el agua, Cul-de-Sac y el Polanski de los noventa de la La muerte y la doncella.