Haz click aquí para copiar la URL
Mongolia Mongolia · Pandereta's Land
Voto de tantra:
4
Comedia. Romance Después de enterrar con todos los honores a su difunto esposo, una joven viuda abandona la sórdida vida provinciana y se va a Madrid. Fue una etapa muy dura de su vida, que debió soportar con resignación, pero ahora está dispuesta a recuperar el tiempo perdido. En el tren coincide con una adivina. (FILMAFFINITY)
25 de agosto de 2009
21 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que el tiempo la haya envejecido, es que le ha caído un yunque de 3 toneladas encima. Alucinante que esta sea una de las películas más conocidas de Neville, un tipo que destacaba por su sentido del humor, que plasmó en varias publicaciones de la época. Hijo de una aristócrata española y un ingeniero británico, su condición de niño bien le permitió codearse con lo más granado de la clase intelectual (Mihura, Jardiel Poncela...), tocando palos tan diversos como la pintura, el teatro y el cine.
Posee alguna película destacable, como La torre de los siete jorobados, excelente intriga detectivesca basada en la novela de Carrere.
Sin embargo, la que nos ocupa no deja de ser una comedieta para aliviar las penas del maltrecho ánimo del público de la posguerra española. Y encima está protagonizada por su amante, Conchita Montes, que mira tú por dónde fue guionista y actriz. Algo que confirma que desde el inicio de los tiempos en este negocio, una cara bonita abría muchas puertas, aunque el talento brillase por su ausencia. ¡Qué horror de dicción! ¡Qué falta de espontaneidad! ¿Y el maquillaje? He visto a travelos más discretos. Y con una pinta de cabaretera que echa para atrás.
No recuerdo que haya salido película buena cuando dos amantes (director y prota) participan en ella. Pero es que aquí no se salva ni el apuntador.
Los protagonistas masculinos tienen una definición más plana que el torso de Kate Moss. Uno es puritano, monotemático y falto de tacto. El otro es verborreico, graciosillo y tiene menos naturalidad que Jordi Hurtado.

La película pretende criticar la actitud de la clase alta, sacando los trapos sucios de una familia bien: criticones con cualquiera que se ponga por delante, altivos, ultraconservadores y de un rancio que atufa a kilómetros. Pero lo hace cayendo en la obviedad, presentando unos personajes de lo más idiota, obviando los círculos intelectuales que bullían de actividad anti-fascista. Pero claro, había que hacer caja y pasar la censura...

Destaca el final por tener una de las resoluciones más ridículas que yo recuerde (la forma en que muere el marido de la prota), dejando la sensación de haber visto un chimichurri tombolero con un humor pleistocénico y un aroma a naftalina que tira para atrás. Una de las películas favoritas de ese inimitable dueto Pablo Sebastian-Parada.
tantra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow