Al igual que a muchos esta saga me ha acompañado desde que era un niño, diez años por lo menos, la mitad de mi vida. Recuerdo que los primeros libros los seguí con mucho interés al igual que las primeras películas pero poco a poco lo fui perdiendo. Llegué al cine con la expectativa de que sería un buen entretenimiento. Y ha sido entretenido sí, pero algo falta, si éste momento lo empezamos a esperar hace diez años cuando se veía muy muy lejano……algo sigue incompleto y vacío.

Llega un momento, después de incontables pases de película, en que uno se pregunta qué le aporta el cine. Si el sentido del cine comercial como muchos dicen es el de entretener a un público lo más amplio posible es normal que se le hagan concesiones que nos provocan, una vez terminado el espectáculo y sentados ya en casa, la sensación de que nuestros sentidos han sido bombardeados de estímulos; acción frenética, explosiones, estruendos y estrépito salidos de una pantalla y un proyector. Y en la mente quedan algunas escenas de amor y muerte, algunas palabras que el guión (con lo imprescindible para que captemos el esqueleto de una historia) nos ofreció.

Nicholas Ray dijo “Hay que rodar siempre como si fuera la primera o la última vez”, supongo que a veces esto es simplemente lo que uno espera, desea sentir con una película (especialmente con el final de una saga) que se hizo de este modo, pertenezca al tipo de cine que pertenezca. Si todos los que han participado en esta película, hubieran pensado antes de empezar, en retirarse del cine tras ella. ¿Hubiera sido así? No es eso lo que yo sentí y por eso algo sigue para mí vacío dentro del cine comercial y de ésta película en concreto.