Comienzo la crítica intentando elevar esta serie a la categoría de film. Normalmente a las series o miniseries se le resta ese poco de reconocimiento que les falta para estar a la altura de las películas cuando hay producciones televisivas de calidad enorme (Véase las maravillosas "La Mejor Juventud" y "Angels in America"). He de decir sin temor a equivocarme que este es, sin duda, el mejor film de guerra, junto con "la delgada línea roja", de la década de los noventa y de los que va de siglo XXI, y me permito el lujo de denominarla a si porque soy ducho en el visionado de filmes bélicos, pero ninguna afirmación es válida si no se argumenta. Es cierto que "Salvar al soldado Ryan" es una película tremendamente entretenida ¡Pero su maniqueísmo es repugnante! (Y esta tendencia se ha seguido en el cine estadounidense desde que el cine es cine) Los soldados alemanes están presentados como asesinos sin piedad, con caras severas de guerrero sanguinario. Gracias a "Hermanos de Sangre" sabemos que, y cito: "Detrás de cada soldado alemán había un hombre confuso, críos en su mayoría, con los que seguro que teníamos muchas cosas en común. En otras circunstancias, estoy convencido de que hubiéramos sido amigos. Ellos tan sólo cumplían con su deber" Declaraciones como ésta nos arrojan la verdad, y es que sólo un pequeño porcentaje de los alemanes era verdaderamente nazis y por lo tanto monstruos, el resto eran chavales reclutados como en su día lo fue mi abuelo, que luchó del lado fascista, y que no tenía ninguna ideología definida; y esta reflexión, sirve para cualquier otra guerra. Gracias a ésta serie y a películas como la de Malick, llegamos a la verdadera tesis que deben defender todas las películas bélicas:

La guerra no tiene sentido, y no hay honor en matar a otro ser humano.

Mención aparte merece la parte técnica de la serie, de una calidad encomiable, con una fotografía muy expresiva, realista y variada, debido a los diferentes directores, y con unos combates de pelotones, lentos, escalonados, crudos y extremadamente realistas que no recurren a la espectacularidad gratuita para sorprender al público.

Maravillosa es también la definición de personajes, con gran sensibilidad y no sensiblería, a la hora de recrear las muertes y los lazos surgidos entre todos ellos. Es bellísimo que entre tanto horror y sangre, consigan emocionarte sin recurrir demasiado, a los tópicos de "no quiero morir" y "dile a mi madre que la quiero". Otro punto a favor es la recreación del miedo, que el espectador siente también con ellos, y la del valor como casi una expresión convenientemente canalizada del terror que sentían. Un maravilloso realismo que implica y no distancia como otras producciones.

Vean estos inolvidables diez capítulos, tanto si son amantes del género como si no, ya que se van a encontrar con una serie de un rigor histórico intachable, y con una emotividad que empapa al espectador sin remedio.