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México México · Ciudad de México
Voto de Iván Rincón Espríu:
8
Drama. Romance Francia, 1912. Horty, un joven obrero gana el concurso anual de fuerza que organiza su empresa: el premio es un billete de ida y vuelta para ir a Southampton a ver la partida del Titánic. Durante la noche, una hermosa muchacha llama a su habitación del Gran Hotel de Southampton y le pide alojamiento. Es una camarera del Titanic: debe embarcar al día siguiente y todos los hoteles de la ciudad estan completos. A la mañana siguiente, ella ... [+]
24 de diciembre de 2015
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Por ser una película de Bigas Luna, resulta sorprendente...

Los obreros de una compañía fundidora en Francia tienen una competencia deportiva cada año y, por tercera vez consecutiva, gana el joven marido de una mujer deseada por el director. El premio en esta ocasión es inverosímil: un viaje a Southampton, Inglaterra, para ver zarpar al Titanic y, de paso, dejar al director el camino libre a la esposa. En la noche de su arribo al hotel inglés de lujo, el obrero premiado recibe la visita de una camarera del Titanic que le pide alojamiento, pues todos los cuartos están ocupados; comparten la cama, pero no ocurre nada más entre ellos. A la mañana siguiente, la mujer aborda el transatlántico y el hombre observa desde lejos que un fotógrafo la retrata, compra el retrato y vuelve con él a Francia; sus compañeros ven la foto y preguntan insistentes por la relación; el protagonista responde con la verdad, pero al escuchar el rumor de que su esposa tuvo un romance con el director, inventa su propio romance con la camarera. Pletórico de imaginación romántica y erótica, el relato cautiva imprevisiblemente a la concurrencia del bar, que crece día con día para escucharlo, suma inclusive a las esposas de los obreros y trasciende hasta causar la visita de un viejo y famoso actor italiano, ahora director de teatro ambulante, para contratar al convincente narrador y actor nato…

Espléndida historia de origen literario, puesta en escena con una exquisita ambientación de la época (principios del siglo pasado en Francia-Inglaterra), excelente fotografía de tono ligeramente oscuro y actuaciones precisas y sutiles, inclusive para interpretar a los obreros más burdos. A mitad de la película, un micrófono invade el cuadro y, aunque no es muy evidente, sabotea todo el diseño de arte que, si no fuera por ese detalle, alcanzaría la perfección. 
Iván Rincón Espríu
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