Una película de actor, todo gira, versa y sobre todo vive gracias a la magistral actuación de Casablanc. Su mimetismo con el referente es grandioso, gestualidad, actitud y versatilidad diccional son destacables. Los alardes visuales brillan por su falta de necesidad, aún así es ágil y bien diseñada, simple pero intensa, clara y magistral. Una representación referencial que gira en torno a dos actores, y a pesar de su pseudodramatismo poco inspirador de secundarios intencionados nos dilucida la capacidad del cine de ser aún hoy en día luz para el público.