A la hora de película (y son dos) ya está el planteamiento: la violencia en Barcelona en los años veinte, entre bandas de anarquistas violentos (otros eran pacíficos), las bandas pagadas por los empresarios explotadores, cierta policía y sus métodos drásticos, además del movimiento feminista y, en su antípoda, los burdeles.
Gran esfuerzo de producción, de ambientación, de vestuario. Buena interpretación, en general, destacando la de Tosar, Alterio y Romero, no tanto la de Michelle Jenner.
Algunas escenas de lucha callejera, bien rodadas, aunque con el truco de agitar mucho la cámara disimular que en realidad no se pegan.
Pero queda otra hora para resolverlo. Siempre es lo más difícil. Un poco de intriga la aporta cierta claridad sobre la naturaleza del personaje de Tosar. Pero de pronto la película se ralentiza, a lo que contribuye una música lenta lenta. Y surge el amor entre la anarquista feminista y el Tosar.
En fin, la resolución decepciona, después de haber aguantado dos horas. Es lamentable y calumnioso que se atribuya al gobernador de Barcelona, Martínez Anido, aunque no fuera precisamente una monja de la caridad, el robo de un tren de armas, con militares disfrazados de anarquistas, para luego vendérselas a estos y aumentar la situación de violencia y justificar un golpe de Estado. Es como si hago una película sobre Napoleón y cuento que asesinó a Josefina.
No es aún el final, que no cuento pero se puede imaginar.