La protagonista llega, al final, a caerme bastante gorda. Puedo entender que haya algunas mujeres rebeldes, adelantadas a su tiempo en lo referente a buscar igualdad. Que deseen manifestar quiénes son realmente. Pero este asunto va de menos a más. Se va atreviendo, en cada episodio, a ir un paso más. Para, finalmente, convertirse en una niña insoportable que va en contra del mundo, cuando realmente no es más que una adolescente tardía. Lo cual no está mal, pues es parte de su personaje y eso lo puedo encajar. Pero el rollo 'feminazi' que, de cierta forma, destila, no es de mi agrado. Dando en ocasiones muestras de una madurez (en respuestas y diálogos) que no se corresponden con su historia personal.

Lo dicho: han querido meter a una joven empoderada, con distintos atributos, pero todo al final se da de hostias pues el personaje (tal como está planteado) no lo soporta.

Otro punto que me gustó casi tan poco, es el de los tiroteos. Y en un western es algo de suma importancia. De la parte de los buenos, los 'protas' masculinos, son siempre pocos (cuatro o cinco). Y en varias ocasiones tienen tiroteos con grupos de hasta doce integrantes. Siempre salen ilesos. Salvo en un episodio donde hieren a un par, pero es tan ridículo lo que sucede a este respecto que me sorprende que le hayan dado 'luz verde' en un proyecto de este tamaño y calidad. Este apartado me ha decepcionado mucho, pues es repetitivo en estilo y en desenlace.