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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
7
Drama. Romance Una historia de pasiones, sexo, amor y abandono que involucra a dos parejas, con una situación que se complica cuando el hombre de la primera pareja conoce a la mujer de la segunda. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2009
41 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
PERSONAJES: Dos hombres (llamémosles H1 y H2) y dos mujeres (llamémoslas M1 y M2)

ESCENA 1:
M1 se pasea por la calle, grácil cual gacela, ensimismada en si misma y sin importarle un pijo que la acera esté atestada, cual via crucis en Sevilla, y que la calzada esté al límite de su capacidad de vehículos sedientos de avanzar unos metrillos. Ella se gusta tanto y está tan empanada que, aunque dedica un segundín a preguntarse “coño, ¿de dónde saldrá tanta gente?”, cruza sin mirar, y ¡ZASCAS!, la atropella un taxi… Pero no pasa nada… porque despavorido al lugar del accidente llega corriendo H1, un ejemplar de perfil de dios griego que ya le había echado el ojo a la moza según bajaba por la acera y que se arrodilla ante ella, cual tenorio ante una monja. Ante tal acontecimiento, M1 abre sus ojazos, sin más (sin contusión, sin un mal ¡ay¡), los clava en los del bello H1 y le suelta “Hola, desconocido”, comentario éste de lo más común es los recién atropellados.
Después de esto, claro está, se hacen novios.

UNAS POCAS ESCENAS MÁS TARDE:
H2 es víctima de una bromilla que le lleva a presentarse en un acuario, ataviado con su bata de doctor y cachondo perdido. Entonces encuentra a M2, una mujer desocupada que pasa las horas muertas mirando los peces con cara de tener un arrebato místico. El caso es que H2 se le acerca babeante para comentarle unas cosillas…nada del otro mundo… que si te voy a poner mirando pa´ Triana, que si eres una guarra sedienta de leche… no sé, lo normal, lo que cualquier muchacha que está tranquilamente pasando la tarde en el acuario espera oír. Y, lógicamente, M2 lejos de sentirse acosada u ofendida por lo grosero del caballero, le mira con una sonrisilla de esas de mera urbanidad, como la que le dedicas a alguien que se te acerca a preguntar la hora. Aunque tanta pachorra por parte de M2 es comprensible… porque lo que tiene ante sus ojos es un pedazo de hombretón hombretoneando, con un stock de testosterona que se le sale por la orejas. Si estas dulzuras te las suelta otro cualquiera llamas a la poli, o le arrojas un ladrillo, pero si te las suelta H2, claro está, te haces su novia.

Pero pese a tanta soplapollez, la verdad es que la película está muy bien. Mola mogollón. Es muy disfrutable, pero en absoluto creíble. Porque en la vida real estas cosas no suceden así. Cuando te atropella un coche el que te socorre es un señor regordete del Samur, y el que se te aproxima a decirte obscenidades suele ser un adefesio de ésos con vestigios de no haber mojado el churro en lustros.

Es una de esas películas en las que pretenden hacer una adaptación de un libreto de teatro, y lo que les sale es el libreto tal cual rodado en escenarios ajenos al de un teatro. Lo que tiene de especial es ese soberbio catálogo de bajezas humanas muy bien interpretado por todos, destacando con soltura H2 y toda su testosterona testosteroneando.

Lo mejor: la secuencia en que H1 embauca a H2 para que se presente en el acuario.
VALDEMAR
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