Me ha gustado, pero a la vez no me ha gustado. Por momentos me sumía en un tedio total como despertaba mi más sincera atención.
¿Sueña Villeneuve con aburrir a las ovejas? El director consigue un material magnífico, pero se carga su peli en la sala de montaje.

Sobra, al menos, una hora. Sobra Jared Leto. Sobran diálogos de gente hablando despacito sin decir nada interesante. Y, sobre todo, sobran sobreexplicaciones.
Señor director, no sé por qué ha decidido usted que la inteligencia del espectador medio no está capacitada para poder seguir un argumento sencillo, como lo es este, como lo era el de “La llegada”, su anterior pesadez elevada a los altares, en realidad, como lo era el original en la peli de Ridley Scott. Si se elimina todo el metraje que el director dedica a explicar condescendientemente lo que el espectador ya sabe desde hace un rato, la cosa se reduciría en media hora. Magnífico.
Si se elimina a Jared Leto, (Wallace, menudo villano de pacotilla) la peli podría quedar redonda.

Era un reto complicado hacer una secuela de “Blade Runner” sin morir en el intento, y Villeneuve, a mi entender, supera la prueba. El original tenía a su favor el haberse rodado en los 80, ya que la estética marciana de la moda de la época hace que, al ver la peli hoy en día, la percibas como algo futurista y vanguardista, no como algo caduco, como pasa con otras pelis de los 70, por ejemplo. Y es por eso que aplaudo la estética de esta nueva Blade Runner, en la que, me parece, no desentona nada, y cuya ambientación, al igual que la banda sonora son, por un lado, fieles a la original y, por otro, poseen identidad propia. De hecho, la banda sonora me parece lo único bien montado en la película.

¿Sueña Villeneuve con aburrir a las ovejas? El director consigue hastiar con su narrativa patosa y arrítmica, a la par que consigue fascinar con alguna que otra secuencia. La peli tiene momentos brillantes.

Tal vez, dentro de 20 años, para el aniversario de su estreno, alguien, si no el propio Villeneuve, esperemos que no, se digne a montar de nuevo la peli y descubramos que, lo que teníamos aquí en 2017, era, en realidad, un peliculón.