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Voto de Homer Wells:
10
Drama Los habitantes de un campo de refugiados del Kurdistán iraquí buscan desesperadamente una antena parabólica para poder estar informados del inminente ataque americano contra Irak. Los niños del campamento, liderados por un chico al que llaman "Satélite", se dedican a la recogida y venta de minas antipersona. Nuevos refugiados llegan al lugar: un joven mutilado, su hermana y un niño pequeño. Satélite quedará prendado de la triste belleza de la joven. (FILMAFFINITY) [+]
1 de agosto de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente, se trata de la película más dura que he visto hasta ahora. Desde "De ratones y hombres" o "American History X" que no había vivido una crudeza tan intensa a través de la pantalla. Dentro de las obras antibelicistas, "Las tortugas también vuelan" ocupa un espacio desértico: la guerra y sus consecuencias no suponen en este caso una situación especial o un accidente temporal, sino el eje de la cotidianidad. Ahí está la tremenda fuerza con qué Ghobadi golpea nuestras conciencias, sabiendo que los protagonistas viven las situaciones que construimos nosotros desde nuestras cómodas butacas. Lo que en "Hotel Rwanda" se apuntaba explícitamente, aquí se nos tatua en el alma; la incredulidad y desesperación interior de "La delgada línea roja" se convierten aquí en sentimientos de vergüenza pasando de la individualidad a la colectividad. Como ocurre en "Sin destino", en la denuncia social se esconde una espoleta que provoca nuestra reacción, que nos empuja a la acción. Va más allá que "La vendedora de rosas" o "El jardinero fiel" puesto que la historia no concluye, dejando tantas preguntas sin respuesta, tantas vidas rotas pero supervivientes, tanta esperanza desesperada, tanta normalidad infernal, tanta realidad inabarcable... que tras la visualización se inicia irremediablemente un proceso no apto para la tristeza o la depresión.

Es una película tan sorprendente como necesaria, que debería ver todo el mundo aun sabiendo que no puede ser digerida por la mayoría de nuestros estómagos. Se describen las diferentes actitudes frente a la desgracia como si se tratara de "la balsa de la Medusa", atreviéndose a apuntar a que nos lleva cada una de ellas a través de las historias entrecruzadas. La sinrazón de la violencia no aparece dentro de la batalla sino en lo que queda después, en un mañana con las heridas aún abiertas y sabiendo que muchas de ellas no cicatrizarán jamás.
Homer Wells
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