Lady Bird forma parte de uno de esos grupos de películas con las que es fácil caer en el error de infravalorar su calidad. Que suele ser sencillo utilizar el topicazo de "es una más de adolescentes" y o no verlas, o no valorarlas en su justa medida. Y yo, sinceramente, después de ver Lady Bird solo puedo coger y aplaudir con las dos manos ante una película que me parece excelente en muchísimos sentidos.

Primero, sí, en su retrato de la adolescencia. Greta Gerwig, que escribe y dirige en esta ocasión, nos muestra el talento que tiene para hacer un retrato tan certero cómo honesto de lo que supone la adolescencia. De los cambios de humor y los problemas relacionales con el resto que implica. De esa búsqueda que se produce en un momento vital super convulso por el que todos pasamos. De esa búsqueda de nuestro hueco en el mundo. De quiénes somos y quiénes queremos ser, de nuestros sueños e ilusiones. De los primeros amores y las primeras decepciones. En definitiva, un retrato de lo que significa estar creciendo y no saber qué es lo correcto o hacía dónde deberíamos o no ir. En este aspecto la cinta brilla con luz propia, apoyándose con acierto en una actriz que demuestra un talento descomunal como es Saoirse Ronan. Lo que hace esta chica en tan solo hora y media es digno de alabanza y, al menos a mí, me va a hacer seguir muy de cerca su carrera.

Por otra parte, la película no es excelente por únicamente retratar la adolescencia con tanto acierto, que va. Además de esto la directora coloca dos subtramas que van profundamente ligadas la una de la otra y que lanzan a la cinta la excelencia como son la relación madre - hija y los problemas que supone querer estudiar en un país donde todo está privatizado. Ese duelo que se produce entre una madre que quiere lo mejor para su hija pero que intenta ponerle los pies en la tierra (Si antes alababa el enorme trabajo de Saoirse, lo mismo puedo decir del papelón que se marca Laurie Metcalf haciendo de su madre). El entrelazamiento de estos dos conflictos es la otra genialidad que se tenia guardada Greta para nosotros y, sinceramente, creo que su dirección, con esos planos tan cortos para que veamos los cambios de expresión de sus actrices (ojo al plano corto conduciendo), ayuda a que todo ello funcione como un reloj suizo.

Además, y con esto acabo, creo que la película juega con mucho acierto con ciertos toques de humor para rebajar y equilibrar la carga dramática tan potente que tiene toda esta historia. Acompañándolo, además, de unas canciones atractivas y adecuadas, que ponen música a todo el metraje.
Sinceramente, creo que Lady Bird es una grandísima película que, desde mi humilde opinión, recomiendo a todo el mundo.