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Voto de Ricardo Fields:
6
Ciencia ficción. Thriller. Intriga. Terror En lo más profundo del misterioso instituto Arboria, una hermosa y perturbada chica llamada Allan está cautiva por un médico en busca de su paz interior. Su mente está controlada por una siniestra tecnología. En silencio, ella espera por su próxima sesión con un trastornado terapeuta, el Dr. Barry Nyle. Si quiere escapar, deberá adentrarse por los rincones más oscuros del instituto, pero Nyle no dejará escapar fácilmente a su creación ... [+]
2 de agosto de 2021
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Después de haber visto esta ópera prima de Cosmatos, quedé con muchas ganas de ver Mandy, su siguiente largometraje. La visión particular de este director me cautivó. Posiblemente se convierta en uno de mis directores favoritos de tiempos modernos.

Ahora bien, es una película experimental. Con pinceladas surrealistas. Habrá que armarse de paciencia para ver su ritmo sumamente lento y su confuso guion.

Aquí es donde está su mayor defecto. Lo digo como valoración subjetiva.

Cine experimental no tendría por que ser sinónimo de ambigüedad. Y no ningún problema con que se quiera exagerar con el lirismo o con hacer tu película al mejor estilo David Lynch. El problema aquí, es que al tratarse de una película de ciencia ficción, uno como que esperaría algo de eso justamente: ficción científica. Y no hay casi nada de eso. La historia del personaje y el origen y desarrollo del Instituto Arboria, así como sus métodos científicos, apenas se esbozan. No se nos dice nada sobre la chica cautiva ni el artefacto prismático que controla sus habilidades psíquicas. Esa parte en particular me resultó un tanto decepcionante.
El final no sabía por donde agarrarlo. Fue lo más sinsentido, anticlimático y genérico del guion.

Pero nada. La película me gustó mucho. He aquí sus puntos fuertes.

El diseño de producción, pulcro y minimalista nos sumerge en el ambiente nosocomial de las, tecnológicamente avanzadas, instalaciones.
La espectacular fotografía, con una paleta cromática reducida, pero de colores saturados, vibrantes y contrastados añaden atractivo a la estética ochentera de los escenarios.
La composición fotográfica es iconoclasta, teniendo muy poco de funcional, pero estéticamente muy llamativa.

Esto que mencioné y la sensación de haber visto algo novedoso y fuera de este mundo me hicieron disfrutar y valorar esta producción.
Ricardo Fields
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