Pues sí, no me haré partícipe del chovinismo demencial que ha generado la ópera prima de Juan Antonio Bayona en España.
Razones: 1ª- Me parece una historia de fantasmas vulgar, sin ningún detalle sobresaliente, y , además, bastante menos creíble que muchas del género; es previsible, ya que en todo momento se vislumbra lo que va a pasar; facilona, porque juega con elementos archiconocidos dentro de las historias de espectros: un caserón aislado, niños muertos, voces de ultratumba, mediums, etc; tramposa, desde el punto en que pretende ganar al espectador con el cuento de los pobrecitos huerfanitos, que, además, son minusválidos.
2ª- No soporto a Belén Rueda, pero ni en ésta ni en ningún otro de sus papeles: me parece sobreactuadísima, todo el rato poniendo cara de medio loca, y con una dicción, cuando menos, sospechosa.
3ª- El resto del elenco, aunque practicamente sea una peli de un solo personaje, resulta bastante pobre, destacando el chistosísimo rol de Géraldine Chaplin haciendo de enlace con el mundo de los muertos.
4ª- La fotografía, más tramposa si cabe que lo que se nos cuenta: aprovecha los inigualables paisajes de la costa oriental asturiana, los repite unas cuantas veces (sin sentido, porque ya sabemos que en el mar hay olas), lo del columpio moviéndose, y los planos de la casa, yo creo que deberían estar más que superados (ya hemos visto El Exorcista, La Profecía, Psicosis o La Semilla del Diablo, por poner unos cuantos ejemplos de pelis en las que se muestran casas con un claro componente maligno)