Va un piloto alemán al servicio del ejército estadounidense, cae derribado en Laos y lo pillan los norvietnamitas, y no es un chiste...
Debo reconocer que me gusta Werner Herzog; a pesar de estar en su crepúsculo, y últimamente más dedicado a su faceta como documentalista (Grizzly Man, Encuentros en el fin del mundo, etc) que a la de cineasta, de vez en cuando retoma ese poderío para la ficción narrativa, y aquí vuelve a darnos otra muestra de ello, centrada en uno de sus personajes arquetípicos, el individuo que navega entre la cordura y la locura enfrentado a una situación extrema. A pesar de que probablemente sea lo más cercano que pueda haber estado nunca el director a lo etiquetado como cine comercial (y eso que ni siquiera se llegó a estrenar en las salas españolas), la peli es más que interesante, e incide en la historia real que ya tratara en el documental El Pequeño Dieter necesita volar, las vivencias de Dieter Dengler en 1965, cuando, en una misión secreta sobre Laos, en el transcurso de la Guerra de Vietnam, fue derribado y hecho prisionero por los "charlies", acabando confinado en unas condiciones bastante penosas y logrando fugarse al cabo de unos meses.
La historia es bien simple, pero creo que gana puntos cuando apuesta por contar de forma harto peculiar las interacciones entre los presos, y entre estos y sus captores, la lucha por la supervivencia, la ferocidad de la selva, magnificada por los verdes de la espléndida fotografía de Peter Zeitlinger, que realmente se convierte en una prisión mucho más dura que esa cutre construcción norvietnamita a base de bambú. Sobre todo, lo que huele a diferente a otras producciones por el estilo, es ese "toque Herzog", que no tuvo que echar de menos a su alter ego delante de la cámara, Klaus Kinski, porque Christian Bale está verdaderamente esforzado en su papel, al igual que Steve Zahn en el rol de Duane (uno sufre al verlo sufrir tanto a él), y Jeremy Davies (para éste, más sencillo, pues hace su "loco" habitual en muchas de sus pelis), y que, para mí al menos, se manifiesta en una extraña mezcla de comedia y drama, una "desdramatización" a través de un optimismo harto inusual en el personaje de Dieter, que con una fuerza espiritual tremenda logra sobrevivir a las torturas y penalidades más horribles (quizás "gracias" a su experiencia como niño alemán entre bombardeos de los americanos, lo que, paradójicamente, le hizo empezar a soñar con ser piloto).