"El aura" es una historia que gravita excesivamente sobre el protagonista. Abundan los primeros planos de Ricardo Darín en los que con la única ayuda de su rostro (no abunda el diálogo) tiene que conseguir un doble objetivo: aportarnos información y abrirnos cada vez más incógnitas. En ese aspecto la labor de Darin es de quitarse el sombrero, pero da la impresión de que Bielinsky se recrea exageradamente en él. No hay un dominio del "tempo" y para transmitirnos sensaciones de oscuridad, incertidumbre, desamparo no creo que haga falta una planificación tan larga, con tantos momentos rellenos de banda sonora. Todo se podía resolver con igual resultado en media hora menos de metraje. De todos modos, la labor de dirección, el manejo de la historia, la construcción del personaje, la dosificación del factor sorpresa, la estructura circular... todo eso hace que tengamos mucho que envidiar a una cinematografía, la argentina, que desde sus limitaciones es capaz de lanzar títulos como éste. Bielinsky está a un paso de Hollywood.