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Voto de El Extranjero :
7
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/7.png)
4,7
1.352
Thriller
Un fiscal de distrito se ve implicado en un atropello y se da a la fuga. Otro hombre será arrestado en su lugar y acusado de asesinato. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ojo, aviso muy importante, no desechar, que hay una bomba de relojería detrás de ese cartel, (que joder, ¡qué cartel!) en el que vemos a un Samuel L. Jackson con un aspecto muy amenazador. Apariencia intimidatoria que luego en la película escondería incluso algo mucho más mayor que eso.
Pero para descubrir el atractivo que se esconde detrás de dicho producto, al que tú le quieres dar un voto de confianza, pero con esas críticas, con esos votos y esas características generales (canadiense, año 2014, ya tan pronto en TV) no te termina de convencer del todo, hay que arriesgarse y ponerse a verla. Os voy a sincero, no comencé el visualizado demasiado confiado y no podía dejar de centrarme en los múltiples defectos que le iba viendo al filme. El momento del atropello. Os juro que me dio risa. Un guiñapo de carne muerta es forzadamente precipitado contra el lateral del coche, de tal manera que el bueno de Cooper ni yendo con cuatro Red Bulls encima, podría evitar la dicha colisión. Un espanto de escena. No obstante el ritmo narrativo que va presentando la película, es moderado en todos los aspectos, cosa que incluso es de agradecer, me quedo viéndola. Los acontecimientos acaecen sin brillar, pero de una manera admisible, teniendo en cuenta el nivel de calidad que uno le presupone a un producto de similares características. Pero luego veo una bandera de EEUU en medio de una producción que es supuestamente canadiense, y me vuelven a entrar ganas de nuevo de tirarme a la yugular de esta película, que no es nada del otro mundo, pero te la estás viendo, ya han pasado 15 minutos y en efecto, es estimable, incluso disfrutas con algunos detalles, hábilmente introducidos por los responsables, la cosa va pintando mejor.
Pero el momento definitivo llega en cuando te enseñan quién es la víctima a quién quieren cargarle el muerto y ahí le ves, un Samuel L. Jackson luciendo con todo el esplendor su figura, haciendo acto de presencia, en forma de un triste sospechoso que al parecer va a tener que enfrentarse a su desafortunado destino. Y luego ves la frivolidad con la que se le ordena a Dominic ajusticiarle, cuando en efecto, no había ninguna señal que evidenciase su culpabilidad. No obstante este decide actuar acorde a lo que le dice su moral, o más bien, su sentido común y se ingenia para lograr un resultado que es el que considera más justo. Los espectadores estamos de acuerdo. A todo eso hay que añadirle, que la evolución del metraje es especialmente disfrutable, por el correcto trato que se le sigue dando en todo momento al guión, sin lagunas, y sabiendo introducir detalles bastante precisos que influyen sobre la psicología del espectador, algo muy considerable teniendo en cuenta lo que en principio tenemos delante, como ya había puntualizado antes.
Pero para descubrir el atractivo que se esconde detrás de dicho producto, al que tú le quieres dar un voto de confianza, pero con esas críticas, con esos votos y esas características generales (canadiense, año 2014, ya tan pronto en TV) no te termina de convencer del todo, hay que arriesgarse y ponerse a verla. Os voy a sincero, no comencé el visualizado demasiado confiado y no podía dejar de centrarme en los múltiples defectos que le iba viendo al filme. El momento del atropello. Os juro que me dio risa. Un guiñapo de carne muerta es forzadamente precipitado contra el lateral del coche, de tal manera que el bueno de Cooper ni yendo con cuatro Red Bulls encima, podría evitar la dicha colisión. Un espanto de escena. No obstante el ritmo narrativo que va presentando la película, es moderado en todos los aspectos, cosa que incluso es de agradecer, me quedo viéndola. Los acontecimientos acaecen sin brillar, pero de una manera admisible, teniendo en cuenta el nivel de calidad que uno le presupone a un producto de similares características. Pero luego veo una bandera de EEUU en medio de una producción que es supuestamente canadiense, y me vuelven a entrar ganas de nuevo de tirarme a la yugular de esta película, que no es nada del otro mundo, pero te la estás viendo, ya han pasado 15 minutos y en efecto, es estimable, incluso disfrutas con algunos detalles, hábilmente introducidos por los responsables, la cosa va pintando mejor.
Pero el momento definitivo llega en cuando te enseñan quién es la víctima a quién quieren cargarle el muerto y ahí le ves, un Samuel L. Jackson luciendo con todo el esplendor su figura, haciendo acto de presencia, en forma de un triste sospechoso que al parecer va a tener que enfrentarse a su desafortunado destino. Y luego ves la frivolidad con la que se le ordena a Dominic ajusticiarle, cuando en efecto, no había ninguna señal que evidenciase su culpabilidad. No obstante este decide actuar acorde a lo que le dice su moral, o más bien, su sentido común y se ingenia para lograr un resultado que es el que considera más justo. Los espectadores estamos de acuerdo. A todo eso hay que añadirle, que la evolución del metraje es especialmente disfrutable, por el correcto trato que se le sigue dando en todo momento al guión, sin lagunas, y sabiendo introducir detalles bastante precisos que influyen sobre la psicología del espectador, algo muy considerable teniendo en cuenta lo que en principio tenemos delante, como ya había puntualizado antes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero todo cambia cuando se da cuenta de que Samuel en efecto, es culpable de todo y de muchas cosas más, y que se dedica a exterminar personajes marginados, ex-convictos que considera inadaptados y que según su criterio son un peligro para la ciudad, pues existe una gran probabilidad de riesgo de que aniquilen familias, que es lo que le había pasado a él. Puede que suena a nada del otro mundo, pero no podemos olvidar quién está en escena, insisto. Estando el gran señor L. Jackson, el espectáculo y la diversión están asegurados. Su sola presencia, sus miradas, sus bruscos cambios de registro, de simpático a siniestro, cual una montaña rusa... No tiene desperdicio.
Y lo gracioso es que el prota, podría haber acabado con todo el calvario, de haber ido sin piedad contra el que es, en apariencia, el inocente sospechoso, y ahora que encima ha actuado con buena fe, se le cae todo la movida encima. Por bueno. Pues ahora la pagas. Y además doblada. Ole. Lo que es un buen agradecimiento por presentar misericordia y eso que se llama bondad innata con la que nacemos todos los humanos, pero muchos de las cuáles la vamos perdiendo a lo largo del paso de la vida. Y ahora, que en este buen hombre, esta parece haber aflorado en su máximo vigor, va y resulta que es el momento equivocado, lo cual nos deja un genial enfrentamiento a distancia entre hombres. La astucia y la osadía son las cartas de mayor nivel que poseen los integrantes de este peculiar duelo. Es como una especie de juego macabro, que te dejará con el culo pegado al asiento y con la respiración entrecortada. El alma en vilo. La que se ha formado... Porque no hay que olvidar que lo que iba a ser un rutinario proceso judicial, otra pamplina más sustentada en los múltiples negligencia de la burocracia y de la organización de la justicia, se ha convertido en este espeluznante enfrentamiento el cual no puedes lograr evitar.
En definitiva, está muy bien. Samuel es capaz de hacer que se te pongan todos y cada uno de los pelos de tu cuerpo de punta con su sangre fría. ¡Qué interpretación más portentosa! No obstante, el final, en el que quiso matar a la mujer del prota, me ha parecido poco coherente. Su demencia ha tocado techo, hasta el punto de no importarle nada, y es algo que el espectador no entiende, ni había necesidad de eso. O al menos, una justificación más convincente entonces. Me ha molestado, pues ese acto se sale del perfil establecido. No encaja para nada.
Y lo gracioso es que el prota, podría haber acabado con todo el calvario, de haber ido sin piedad contra el que es, en apariencia, el inocente sospechoso, y ahora que encima ha actuado con buena fe, se le cae todo la movida encima. Por bueno. Pues ahora la pagas. Y además doblada. Ole. Lo que es un buen agradecimiento por presentar misericordia y eso que se llama bondad innata con la que nacemos todos los humanos, pero muchos de las cuáles la vamos perdiendo a lo largo del paso de la vida. Y ahora, que en este buen hombre, esta parece haber aflorado en su máximo vigor, va y resulta que es el momento equivocado, lo cual nos deja un genial enfrentamiento a distancia entre hombres. La astucia y la osadía son las cartas de mayor nivel que poseen los integrantes de este peculiar duelo. Es como una especie de juego macabro, que te dejará con el culo pegado al asiento y con la respiración entrecortada. El alma en vilo. La que se ha formado... Porque no hay que olvidar que lo que iba a ser un rutinario proceso judicial, otra pamplina más sustentada en los múltiples negligencia de la burocracia y de la organización de la justicia, se ha convertido en este espeluznante enfrentamiento el cual no puedes lograr evitar.
En definitiva, está muy bien. Samuel es capaz de hacer que se te pongan todos y cada uno de los pelos de tu cuerpo de punta con su sangre fría. ¡Qué interpretación más portentosa! No obstante, el final, en el que quiso matar a la mujer del prota, me ha parecido poco coherente. Su demencia ha tocado techo, hasta el punto de no importarle nada, y es algo que el espectador no entiende, ni había necesidad de eso. O al menos, una justificación más convincente entonces. Me ha molestado, pues ese acto se sale del perfil establecido. No encaja para nada.