Salen demasiados personajes y uno no termina de enterarse muy bien de la relación exacta que tienen los unos con los otros ni con la trama, no muy definida. La narración es lenta y algo embarullada, pero la película se deja ver gracias a la notable dirección setentera, buenas localizaciones y al carisma de su personaje principal, un gran Michael Caine, al que en esta película le encuentro cierto parecido con Edward Fox de 'Chacal'. Si bien dicha cinta no precisaba de un ritmo trepidante al ser un sólido thriller político a este thriller de venganzas sí que no le hubiera venido nada mal algo más de ritmo puesto que tampoco hay una meticulosa investigación detrás que persiga identificar/detener a el(los) culpable(s) que haga apasionante el proceso.