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España España · Madrid
Voto de Jab:
10
Drama Kanji Watanabe es un viejo funcionario público que arrastra una vida monótona y gris, sin hacer prácticamente nada. Sin embargo, no es consciente del vacío de su existencia hasta que un día le diagnostican un cáncer incurable. Con la certeza de que el fin de sus días se acerca, surge en él la necesidad de buscarle un sentido a la vida. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ikiru no es tan sólo una profunda reflexión sobre la vida, la vejez y el fin de los ciclos, Ikiru es la vida misma. Cuando ves Ikiru no estás viendo una película que va sobre los pensamientos de Akira Kurosawa, o sobre la filosofía de Akira Kurosawa, o sobre la vida de Akira Kurosawa, cuando ves vivir estás viendo una fracción de tu vida (en menor o mayor proporción según la persona que la vea) pasando por delante de tus ojos en forma de película.

Takashi Shimura hace el papel de su vida en Ikiru y lo hace interpretando solamente con la mirada, lo hace como un hombre muerto de ojos vivos, con una intensidad pocas veces vista en el cine. En su papel como Kenji Watanabe nos hace sentir la fugacidad de la vida, lo importante que es vivir cada pequeño momento, la estupidez de hacer la vida que nos marcan los titiriteros que quieren manejar todo lo posible los hilos de nuestras vidas y sobre todo, nos vienen a la cabeza las mismas preguntas que al Señor Watanabe; ¿qué podría hacer yo para que mi vida tuviese sentido?, ¿cuál es el sentido de la vida?.

Cuando nacemos tenemos el corazón caliente, tanto que reír y llorar nos cuesta muy poco, la frontera es muy estrecha. Cuando somos pequeños soñamos con cosas muy grandes, aún no sabemos lo que es la vida y nuestro corazón caliente nos lo permite. Pero según vamos creciendo el corazón se va templando y cada vez nos cuesta más reír y llorar y cada vez los grandes ideales que tenemos se van transformando en objetivos cada vez más pequeños. Y llega un momento en el que si dejas que el corazón se enfríe entras en el conformismo y la comodidad, ya no buscas aprender sólo vivir lo más cómodamente posible. Esto le pasa a muchas personas, diría que es algo muy habitual y por eso es tan grande Ikiru, porque el Señor Watanabe representa a muchas personas, o momentos que seguramente todos hemos pasado.

Ikiru no es una película que tan sólo habla sobre la pena y lo triste que es la vida para un hombre al que le diagnostican un cáncer incurable, es la paradoja de que al enterare de ello se rebela contra la vida y quiere encontrarle el sentido que nunca buscó. Y es tan importante lo que este hombre consiguió en su último y único esfuerzo por darle sentido a la vida, como ese momento en el que todos le recuerdan y prometen que van a ser como él, ese momento en el que todos recuperan ese corazón caliente que se apaga al día siguiente cuando todo vuelve a la normalidad. El Señor Watanabe encontró la felicidad y el sentido sencillamente porque ayudó a los más desfavorecidos, porque hizo caso a los más ignorados. Sus actos con estas personas calentaron el corazón de muchas personas que lloraron su muerte o prometieron seguir su estela. ¿Imagináis lo bello que sería el mundo si buscásemos el sentido de la vida y descubriésemos que en realidad lo tenemos al lado, ayudando a los más necesitados?. Pues eso es Vivir señoras y señores, y eso es Ikiru, y este es el Maestro Kurosawa haciéndonos reflexionar a millones y millones de personas con una de las mejores películas que ha dado a luz el séptimo arte.
Jab
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