Lo que ocurre con la saga Ant-Man es que no es ni frío ni calor. Había que sacar un puñado de superhéroes para que el público se fuera enganchado y nadie se quejara pero a fin de cuentas, una vez vistas, comprendes que de nuevo todo es para ganar dinero sin ninguna idea realmente interesante.

En esta ocasión, además, el hombre hormiga comparte protagonismo con la Avispa, lo que sirve para presentar a una nueva heroína que al parecer no merecía su propia película. Bueno, he leído que es una superheroína importante, fundadora de los Vengadores, quizá habría que haberle dado más peso a ella que a otras... En «Ant-Man y la Avispa» el antagonista también es una mujer, Fantasma, pero es una villana de risa, en el fondo una tierna...

Uno de los problemas de la película, un problema habitual por otra parte en el cine y diría que no solo de superhéroes, es que el guion es siempre una sucesión de hechos preparatorios para lo que se supone que es el núcleo principal de la trama. Esto en teoría puede hacerse y quedar bien, pero por algún motivo cada vez se hace peor y es de lo más aburrido. Aquí lo vemos muy claro: rescatar a Janet debería ser la historia es sí misma, la aventura que durase hora y media, pero no; esto ocupa media hora a lo sumo. El resto es ver cómo los personajes van de un lado a otro y se enfrentan a pequeños conflictos y villanos que funcionan, a fin de cuentas, como relleno de una historia que no sabe lo que contar ni cómo contarlo. Tampoco me parece que el argumento de salvar a la madre de la avispa sea algo apasionante, la verdad; si lo piensas un poco, es totalmente irrelevante en el devenir de los superhéroes.

El humor es malo, más por la forma que por el contenido; es decir, que tienen un modo de soltar el chiste que quita toda la gracia, bien por inoportuno, bien por falta de comicidad, o bien porque se les nota demasiado que necesitan hacer gracia. Paul Rudd es maravilloso, pero ¿ese amigo latino gracioso...?

En fin, ahí, ahí.