Robert Downey Jr. podría dejar de hacer siempre el mismo papel, ¿no? Digo yo, vamos.

En fin, que tenemos la adaptación de una serie de novelas infantiles del autor Hugh Lofting; por cierto que la intra historia del origen de estos relatos es maravillosa, solo como curiosidad. El caso es que el Dr. Dolittle es un hombre que tiene el don de entender a los animales. Eso de poder hablar con los animales es un tema muy recurrente a lo largo de las historias populares y otros clásicos, y a decir verdad nos encanta, pero en este «Dr. Dolittle» eso de hablar con las bestias resulta totalmente irrelevante.

Primero, que la aventura que nos cuenta es de una sosera máxima. Se tiran una hora hasta que arranca y luego lo más destacable es que se encuentran con Antonio Banderas y un tigre que necesita psicoanálisis. Además, habría que tratar a los animales con más respeto, porque vaya personajes sin autenticidad, esto sin tener en cuenta que todos están hechos por ordenador.

En fin, que la película debería tenerlo todo para triunfar, pero ni por asomo: es plomiza, sin encanto, sin energía. Una pérdida de tiempo.