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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Thriller. Intriga Kyle Pratt (Jodie Foster) es una americana que, tras perder a su marido, decide regresar a casa con su hija de seis años. Pero, cuando la niña desaparece misteriosamente durante el vuelo, nadie de la tripulación o del pasaje recuerda haberla visto a bordo. A 12.000 metros de altura, Kyle se enfrentará a la peor pesadilla de su vida: su hija Julia ha desaparecido sin dejar rastro en medio de un vuelo Berlín-Nueva York. Kyle, que todavía ... [+]
7 de junio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Circula por ahí el curioso tema de «¿Por qué Sean Bean muere siempre en sus películas?», idea que parece inquietar a muchos espectadores, que dan por hecho su defunción allá donde aparezca. Me incluyo entre los inquietos, porque admito que cada vez que veo una película con Bean ya me entran los sudores al pensar en su personaje y en su final. Lo comento por simple curiosidad, que a mi me parece bien gracioso.

En fin, que como ya se podrá suponer mi principal aliciente era la presencia de este actor británico, aquí haciendo de comandante de un avión ultra moderno, de esos en los que la mayoría de nosotros no nos subiremos en la vida. Anda que no tienen que estar contentas las azafatas... Uy, uy, qué estoy diciendo...

La protagonista es una ingeniera recién enviudada (Jodie Foster) que viaja desde Europa a Estados Unidos para trasladar el cadáver de su marido e instalarse en Nueva York junto con su hija pequeña. Primera hora buena, con la dosis de intriga necesarias para construir una historia atrayente y sólida. Todo el principio es en exceso misterioso, eso sí, de nuevo mostrando algo tan normal como mirar por la ventana de forma que sea lo más terrorífico del mundo. Una vez avanza la historia, se nos presenta al resto de personajes, entre los que destacan un par de pasajeros y algunos miembros de la tripulación, incluyendo al comandante y a una azafata que, bien es malísima, o bien es tonta perdida. El misterio se sabrá conforme vaya avanzando la trama. Admito que a mi se me ocurrieron toda clase de hipótesis y que por supuesto no era ninguna.

Pasada la primera hora, la película sufre una turbulencia insuperable que le hace perder los puntos que ha ganado hasta el momento. Una vez descubierto el pastel, descubrimos que es normal que no hayamos averiguado de qué va la historia, porque es imposible que más de un cerebro humano planifique un guión semejante. No es que tenga errores, no, es que se desmorona, se autodestruye a medida que se desarrolla, incurriendo en un sin fin de supuestos que sólo ocurrirían haciendo trizas la lógica y la probabilidad. No es que haya una, dos, o tres casualidades; es que es todo. Tenemos que creernos que una niña de seis años pase tan desapercibida que ni uno sólo de los cientos de pasajeros la haya visto por ningún lado; bueno, es que estas personas no ven nada de nada. Tenemos que creernos que la policía y el FBI se limiten a observar, sin llevar a cabo ni siquiera un mísero conato de intervención en el asunto. Tenemos que creernos que un señor comandante, que desde luego algo de inteligencia debe de tener, se comporte de una manera tan, pero tan absurda, dejando hacer y obedeciendo al primero que venga a soltarle cuatro chorradas. Vamos, que tenemos que ser muy crédulos, y no sigo porque sería destripar toda la película.

Bastante regular. Una lástima, porque sus intenciones eran buenas.
Kaori
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