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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Intriga. Drama Japón, siglo XII. En Kioto, bajo las puertas del derruido templo de Rashomon, se guarecen de la torrencial lluvia un leñador, un sacerdote budista y un peregrino. Los tres discuten sobre el juicio a un bandido, acusado de haber dado muerte a un señor feudal y violado a su esposa. Los detalles del crimen son narrados desde el punto de vista del bandido, de la mujer, del señor feudal -con la ayuda de un médium- y del leñador, único ... [+]
13 de septiembre de 2014
37 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tendré que darle la razón al leñador y al monje que se dicen estas mismas palabras pensativos y cabizbajos. Por supuesto que nadie lo entiende, ni ellos ni nosotros, porque es imposible entender una historia tan ilógica como esta. Decid lo contrario si os atrevéis, que además será mentira.

En fin, que vuelven mis expectativas ante mi segunda peli de Kurosawa. El argumento es sin duda interesante y original, así que me la puse con ganas. Sin embargo, en el minuto uno te entran los sudores porque comienza un diálogo ridículo sobre la desconfianza en el Hombre y sobre no entender algo terrible, terrible que acaban de presenciar. Vale. Empiezan las historias sobre lo ocurrido en el bosque. Todo empeora. Vamos a ver, señores: las personas mienten por muchos motivos, en especial para ocultar una verdad que les perjudica o avergüenza, pero ¿se puede saber desde cuándo se miente para echarte la culpa, para quedar mal, para proteger a tu agresor, para que te acusen de asesinato? Lo nunca visto. Analicemos mínimamente el guión y nos daremos cuenta de que estos tres personajes no representan ninguna naturaleza humana ni son retratos verosímiles del comportamiento del Hombre. Al contrario. Para ser filósofo, primero no hay que darse aires de ello, y segundo hay que tener algo importante e inteligente que transmitir, y desde luego a Kurosawa, que pretende retratar la vida como él mismo dijo en un alarde que me abstengo de calificar, le ha quedado grande el intento.

El mérito de «Rashomon» hubiera consistido en escribir una historia de cuatro versiones de una precisión milimétrica, coherente, realista, con peso, con carácter y razones concretas y comprensibles que empujen a la mentira y al ocultamiento, y no esta chorrada que le ha salido donde nada se entiende al no tener sentido nada. Además, Kurosawa crea un misterio falso e inexistente sobre los hechos, liando la cosa como buenamente puede, aparentando una oscuridad impenetrable respecto a la verdad, para luego quedarse con la versión, aunque adornada, de uno de los testigos, con lo cual se demuestra que no había nada que pensar, que la verdad no es tan complicada de descubrir y que los demás han hecho el tonto de buena manera.

Lo que «Rashomon» tiene a su favor es que no aburre, eso sí, porque los crímenes sin resolver son interesantes. Poco más. El desenlace te sonroja por lo postizo y yo no puedo negar que el monje me hacía reír una barbaridad por la forma tan tremendista de tomarse las cosas.

Insistiré. No me rindo ante Kurosawa.
Kaori
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