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España España · Pontevedra
Voto de RegyRay:
10
Drama Nana (Anna Karina) es una joven veinteañera de provincias que abandona a su marido y a su hijo para intentar iniciar una carrera como actriz en París. Sin dinero, para financiar su nueva vida comienza a trabajar en una tienda de discos en la que no gana mucho dinero. Al no poder pagar el alquiler, su casera la echa de casa, motivo por el que Nana decide ejercer la prostitución. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2010
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Godard nos propone un interesante ejercicio intelectual, en esta deslumbrante película en la que todo es perfecto. Se trata de enfocar la mirada en la vida de la joven y bella Nana, sin esperar las convenciones típicas del cine. Es la vida de Nana, y en su vida (en la nuestra), no existe el clímax ni el orden. Las situaciones se despliegan sin hacer caso a bloques "temáticos" de introducción, nudo y desenlace, que supondrían un modo prefijado de mirar la película.
Se trata de que el espectador decida el clímax. Que sea la propia existencia de Nana, una vez ha sido descodificada por nuestro cerebro, la que despierte capacidades innatas en el espectador para relacionar núcleos de contenido que, en el film, se nos presentan a modo de capítulos.
Es una delicia prestar atención al subtexto introductorio de cada capítulo y descubrir así, por ejemplo, que Nana se pregunta si es feliz mientras baila, zalamera, para tres hombres en un bar (¿O baila quizá, esa "tonta" melodía, para impedir que afloren horribles pensamientos sobre su vida? Para cortar, con la tijera de la danza y lo superficial, el pensamiento circular; el tiovivo al que permanece atornillada).
Pero no sólo de puentes construídos por el espectador entre texto e imagen se alimenta "Vivre sa vie". Nana acude al cine para ver "Juana de Arco", y llora, rompiendo de este modo la imagen superficial y caprichosa que nos ofrece al principio: "Me quiero morir".
Sin duda, es digna de mención, la conversación que entabla con un desconocido en un bar, donde la protagonista, filosofa sin saberlo. Esta conversación construye, en mi opinión, el único "elemento-convención-cinematográfica" que existe en la película. Aunque poderosamente perfilado y magníficamente escrito: Porthos, el mosquetero bobo, decide pensar por primera vez en su vida, aunque quizá demasiado tarde.
Nana, llega al metraje final transfigurada en mosquetera, pues decide por vez primera, tomar las riendas de su existencia.
Quizá no es cierto aquel refrán que rezaba: "Más vale tarde que nunca". En el caso de Nana podría atreverme a invertirlo, y lo haré: "Más vale nunca que tarde". ¡Swing, swing, swing!
RegyRay
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