De verdad que me va a ser imposible describir esta serie objetivamente, porque creo que verla ha sido una de las experiencias más bellas de mi vida. La empecé a ver porque me gustan las series juveniles, y me gusta el deporte (aunque de fútbol americano no tenía ni idea), y mi sorpresa fue que el fútbol no era más que un pretexto para una serie que describle la vida de unas personas de un pueblo perdido de Texas, con poco futuro por delante, a no ser que puedan lograr una carrera gracias al fútbol, el deporte que vuelve loco a los habitantes del pueblo los viernes de partido. Con personajes simplemente memorables como el matrimonio Taylor, él (estupendo Kyle Chandler), es el entrenador del equipo de fútbol del pueblo, y su mujer (maravillosa Connie Britton), es la consejera del instituto. Alrededor de ellos se mueven su hija, Matt Saracen (el mejor personaje de la serie), Jason Street (entrañable por su lucha por superar su incapacidad), Tim Riggins (tremenda la evolución del personaje), Smash, Landrey, Tyra, Billy, Lyla, Buddy Garrity, y a partir de la cuarta temporada Vince, Luke Cafferty (memorable el momento de su presentación, llorando desconsolado por su cambio de instituto), Kelly...

Estos personajes se te meten tan adentro que es imposible deshacerte de ellos, ya que tiene un alma que pocas series han sabido crear, como ese momento al final de la tercera temporada dónde los Taylor veían con asombro como se acababa la era Panthers y empezaba la era Lions, con un estadio abandonado.