La película de Chus Gutiérrez me ha sorprendido gratamente, en especial la parte marroquí del film. La naturalidad de los actores y situaciones, los paisajes y la sobriedad de los diálogos la acercan al cine iraní de autores como Kiarostami o Panahi. Por desgracia hay otra parte del film, para mí mucho menos lograda, que es la de los malos actores, los enredos familiares y sentimentales que no vienen al caso y la banda sonora, todo eso mejoraría el film si no existiese. No obstante, es una película necesaria, que habla de un problema que nos incumbe a todos y que puede ayudar a la gente a entender el drama de la inmigración.