Sin salida es la que nos queda a los espectadores, cuando nos vemos atrapados ante un Taylor Lautner, en un filme para su lucimiento personal. Haciendo de paso las delicias de las admiradoras que ya suspiraron hasta quedarse sin aire, cuando lo vieron en la saga Crepúsculo, pero y al resto ¿qué nos queda?. Pues una película que empieza como la sosa comedia adolescente de un Taylor Lautner resacoso, que se lía a golpes con su padre, para derivar en una ráfaga de tiros y mamporros, con un toque de pseudo-drama, al quedar huérfano, para después huir en plan enemigo público número 1, acompañado, eso si, de Lily Collins; ya que hay que darle un toque romántico al asunto, para que además de hacer vendible el producto, nuestro protagonista quede como un playboy del celuloide.

Como bien dice su título, "Sin Salida" es un disparate de historia hacia ninguna parte. Si esta película la hubiera interpretado Tom Cruise, Bradd Pitt o Antonio Banderas, cambiando lo del empalagoso adolescente por un hombre con una vida corriente, la película habría tenido un éxito mas creíble, al estilo de "Enemigo Público" que ya interpretara Will Smith.

Y es que en "Sin Salida" nos encontramos con un Taylor Lautner que va de adolescente simplón a super-agente ligón. Es decir, que es difícil creer que un chaval que no llega a la mayoría de edad y que vive con sus padres, se convierta en cuestión de horas en un irresistible James Bond con acné. Lo siento, no me lo trago.