Ella, Lina, y el inmortal colosal López Vázqez, sí, el argumento, más allá de ser un demoledor o pavoroso retrato fidedigno del mundo de la revista, del espectáculo, del teatro, de los actores, están a nada del canibalismo, no, y los números musicales y la rubia y, oh, dios mío, Valladares, Sacristán (de cárcel), hasta las monstruas (por buenas) Aparicio y Chico están aquí desaprovechadas, papeles tan pobres o ralos, todo eso tampoco, seguimos, la tramoya, el macguffin o hilo narrativo es también flojo siendo muy generoso, de derribo, un totum revolutum, en definitiva, fallido. Ah, y salvamos algún gesto de los arriba ya mentados y siempre admirados, algún chiste, muy pocos, de Ozores, te vas a poner las botas, algún juego de palabras suelto por aquí y por allá que nos alivia un poco el inmisericorde tedio, la tontera, la cursilería, el cutre trampantojo.