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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Drama. Comedia. Romance Oliver Tate (Craig Roberts) es un peculiar chico de 15 años que tiene dos objetivos: impedir que su madre abandone a su padre y encontrarse a sí mismo aunque sea a través de una chica. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su brillantez insultante inicial abismal a eso de la media hora amenaza seriamente con volverse inevitable insufrible babosamente autocomplaciente y demasiado autoconsciente de sus armas y bagajes o mañas por lo que puede acabar de resultar cargante, pedante, tonta, y así más o menos todo el rato hasta el final que termina bien, de manera inteligente, bien medida, juntando todas las piezas sueltas, cerrando caminos sin salida ninguna, de todos modos en su parte central peca o pesa en la parte familiar paternal infiel cáncer en comparación con la juvenil que gusta más, es más ligera y menos forzada o artificiosa hierática chusca, aunque en todo caso es siempre el mismo tono, el del desconcierto posmoderno, turbador, gélido, bajo cero, temblores y estupor, la nada y la muerte y mientras tanto a ver si un poco me entretengo o jodo, lo que sea es algo.
Él es un caballero de adarga antigua y galgo no tan corredor, un lector (Shakespeare, Nietzsche, Salinger, compañeros de cama, lo mejor de cada casa), un héroe romántico descafeinado pasado por agua como un huevo blando de nuestro tiempo, un garabato y apenas un pedo, sensible, solo, y, es lo mismo, malo como el demonio, o ni siquiera eso, menos que cero, cobarde y valiente, ruin y amable, y la quiere, a algo hay que agarrase, a falta de un clavo, ella es Caperucita escapada de un anime, borde, Ally Sheedy en el club de los cinco, lista, cruel, igual que él pero en chica, es decir, peor y tal vez mejor, tan desesperada y desaprensiva y necesitada y casi salvajemente abotargada como él, con un poco más de malicia valor.
Está hecha a fuerza de silencios o ausencias, de elipsis y momentos en off, está pensada a la contra del cine comercial convencional y puede acabar resultando, los extremos se lamen las botas y sus puntas, igual de banal e insustancial, narciso se mira en el espejo roto, el ombligo como agujero o sexo, afectadamente tonta, esa es la apuesta.
Gusta por su inteligencia y amaneramiento bien humorado en casi todos los sentidos, en la composición de las escenas, en la búsqueda de planos sugerentes bonitos, conversaciones retorcidas y nutritivas, personajes con gracia y tentetieso, tanta tristeza a espuertas, por la mirada desganada melancólica irónica tan cool, indie y guay, cálida, reconociblemente hogareña, estás en casa, los perdedores son en verdad los grandes triunfadores, la transvaloración de todos los valores, Groucho Jonás de concierto, la gira, el cambio del cambio.
No llega nunca a molestar demasiado lo relamido y redicho de todo, lo repipi o marisabidillo, lo pretencioso o penoso que puede llegara a ser un producto tan terriblemente bueno en lo suyo, en el flequillo, en el frenillo, en el puro envoltorio, para llevárselo a casa y jamás abrirlo, como un gremlin pijo.
Al contrario, se goza casi cada rato plano, hasta los más tontos y los más mierdosos son igualmente listos, todos, bobos.
Incluso, cupo, cuota, revolucionario impuesto, aduana, tiene las canciones tópicas horrorosas prestigiosas poperas tan monas artísticas de estos casos pintiparados, impagable, imposible, el cántaro y la fuente, inenarrable, para pegarse a bocajarro un tiro o morirse en silencio, y las transiciones tan guapas pirómanas, la vida y los colores, los llantos y el crujir de dientes, la legión, son, las legañas, las tragedias, las sublimadas miserias, la perrería agonística convertida o transmutada travestida en bisutería y maravilla, la papilla, el puro martirio de aparentar que eres o existes y no.
El humor que surge de la tragedia de no poder ya no sentir, nada, la apatía como primera piel.
No se sabe bien si son más ridículos o patéticos los padres que los hijos que los padres que los... se muerde la pesadilla que se suena sueña suela cola, y coca.
Otro infinito videoclip, el pipiripipi pi, repugnante ñoño cursi grimoso, coño.
Donnie Darko y 500 días juntos y los cuatrocientos golpes.
Se la gana cuando por ella resiste y la recupera cuando por ella da la cara. No hay otra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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