Durante los primeros 45 minutos (ya es mucho) podría funcionar como un cómic, salvaje y gamberro con una tripleta de protagonistas jugosa, (chica sexy de armas tomar, un remedo del motorista fantasma y un diablo contable cínico con un cierto sentido del humor al que William Fichtner saca partido) y mucho coche icónico norteamericano pero...hasta ahí llegan los guionistas que conectan el piloto automático y abandonan todo intento de acabar un producto digno. Lussier vive de este tipo de cintas de serie B para las que desgraciadamente existe un gran público de consumo interno y externo que las hace rentables. Del tremendo paréntesis en que por razones económicas anda metido Nicolas Cage mejor ni hablar.
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