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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
7
Terror Continuación de "House of 1000 Corpses". Una historia de asesinatos, locura y venganza. Los Firefly, la familia de homicidas, emprenden una sangrienta huida escapando de un sheriff con sed de venganza. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Original e hipervitaminada continuación de “La casa de los mil cadáveres”, que podría disfrutarse (o padecerse, según se mire) independientemente de conocer o no a su predecesora, puesto que lejos de su condición implícita de secuela, se maneja en parámetros diametralmente opuestos en tema, tono y estética a aquella. Lo que antes era un film de terror en una mansión de los horrores, ahora es una desquiciada road movie setentera, en la que seguimos las sangrientas fechorías de los prófugos Baby, Otis y Spaulding, mientras son perseguidos por un igualmente despiadado sheriff con sed de venganza por el asesinato de su hermano a manos de tan cordial familia de tarados.

Rob Zombie no se conforma con simplemente expandir lo dicho en la primera parte, sino que evita caer en reiteraciones para ofrecer un film con entidad propia. Lo que antes era oscuridad y tinieblas, ahora sucede a plena y sofocante luz del día, recorriendo paisajes desérticos del sur estadounidense, en lugar de circunscribir la acción a una casa maldita. Además, los recursos sobrenaturales aquí se obvian plenamente, apostando por un hiperrealismo violento y turbador. Las atrocidades mostradas ya no parecen cosa de serie B fantástica, sino una suerte de perversión de Bonnie & Clyde plausible y por ello más desasosegante, si cabe.

Tenemos pues un claro ejemplo de fiesta salvaje hemoglobínica, un compendio de escabechinas malsanas a cargo de los antihéroes de la función, a los que Zombie exalta tanto en el papel de verdugos como en el de víctimas, causándonos repulsa y a la vez obligándonos a empatizar y por ende, a simpatizar con ellos. Como de costumbre en la sórdida carrera del realizador de “Halloween” (2007), la incomodidad y el desconcierto pueblan una desigual cinta repleta de crueldad, sadismo y tacos (según wikipedia dicen “fuck” 560 veces) pero esta vez rodada con mano maestra a modo de homenaje a las películas explotation de los 70, a las que el director parece rendir tributo: la estética, los sistemas de unas pantallas desplazando a otras, pausas súbitas en la acción… todo rodado con un sentido mucho más clasicista que “La casa de los mil cadáveres”, alcanzando resultados superiores. A destacar el excelente tiroteo inicial, los geniales títulos de crédito, el destino de la última rehén del motel y el apoteósico final a ritmo del “Freebird” de Lynyrd Skynyrd.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
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